¿Están las fintechs centroamericanas revolucionando la inclusión financiera con innovación?
- Walter Rivera

- 15 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 jul
En una región marcada por altas tasas de informalidad y baja bancarización, las fintechs emergen como actores clave para democratizar el acceso a servicios financieros. Su crecimiento en Centroamérica está transformando no solo la forma de manejar el dinero, sino también quiénes participan del sistema.

(M&T)-. Más de 170 fintechs operan actualmente en Centroamérica, según el Informe Fintech América Latina 2023del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su mayor concentración se da en Panamá, Costa Rica y El Salvador, con modelos centrados en pagos digitales, financiamiento alternativo y tecnología para PYMES. Estos emprendimientos ofrecen soluciones más accesibles, rápidas y adaptadas a poblaciones tradicionalmente excluidas del sistema bancario formal.
El gran valor de las fintechs radica en su capacidad para llegar a sectores desatendidos, especialmente mujeres, jóvenes, trabajadores informales y habitantes de zonas rurales. Plataformas como Tigo Money, Kubo Financiero o Akisihan facilitado el envío de remesas, la obtención de microcréditos y el uso de billeteras digitales sin necesidad de historial crediticio o presencia física en una sucursal bancaria.
La pandemia aceleró aún más este cambio, al impulsar la digitalización forzada de servicios y aumentar la demanda por soluciones financieras remotas. Según el BID Lab, el uso de fintechs creció más del 40 % en algunos países centroamericanos entre 2020 y 2022, evidenciando una mayor confianza del usuario y un terreno fértil para la innovación.
No obstante, el reto para consolidar su impacto positivo radica en la regulación y la educación financiera. Muchos países aún carecen de marcos regulatorios específicos para fintechs, lo que puede limitar su expansión o generar riesgos de seguridad y transparencia. A la vez, millones de personas no poseen los conocimientos básicos para utilizar estas plataformas de forma segura y productiva.
La colaboración entre gobiernos, bancos tradicionales y startups es clave para fortalecer un ecosistema fintech inclusivo. Iniciativas como los “regulatory sandboxes” en Panamá y Costa Rica permiten experimentar con nuevos modelos de negocio bajo supervisión regulatoria, fomentando la innovación sin perder de vista la estabilidad del sistema financiero.
Las fintechs centroamericanas no solo están revolucionando el acceso al dinero, sino también redefiniendo el concepto de inclusión: una inclusión que es digital, accesible, centrada en el usuario y con verdadero potencial transformador para las economías locales.









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