¿Puede la región liderar el turismo sostenible a nivel mundial?
- M&T

- 9 sept
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El turismo es uno de los sectores más dinámicos de Centroamérica y el Caribe, no solo por el flujo constante de visitantes, sino también por su capacidad de adaptarse a nuevas tendencias globales.

(M&T)-. En los últimos años, la sostenibilidad ha dejado de ser una opción y se ha convertido en un factor decisivo para los viajeros internacionales. Cada vez más turistas buscan experiencias que combinen descanso y aventura con un impacto positivo en el medioambiente y las comunidades locales.
Hoy, la región está experimentando un cambio profundo en su modelo de desarrollo turístico. Hoteles, resorts y operadores apuestan por la eficiencia energética, el uso de energías renovables, programas de reciclaje y prácticas que reduzcan la huella de carbono. La Organización Mundial del Turismo (OMT) señala que, a nivel global, el 74% de los viajeros considera importante que sus elecciones tengan un impacto positivo en el planeta, una tendencia que se refleja con fuerza en destinos como Costa Rica, Belice o República Dominicana.
En el caso costarricense, el Certificado de Sostenibilidad Turística (CST) se ha convertido en un referente mundial, permitiendo a los visitantes identificar a aquellas empresas comprometidas con la gestión responsable de los recursos naturales y sociales. Por su parte, Belice ha impulsado regulaciones para proteger su barrera de coral, mientras que República Dominicana trabaja en proyectos para diversificar su oferta y reducir la presión sobre las zonas de mayor demanda.
El auge del turismo sostenible también está generando oportunidades para pequeñas y medianas empresas que integran la autenticidad cultural y la experiencia comunitaria en sus propuestas. Desde tours de cacao en Honduras hasta experiencias gastronómicas en El Salvador, la conexión con las comunidades locales se convierte en un valor agregado que atrae a un viajero que busca más que un destino: quiere una vivencia transformadora.
No obstante, el desafío para la región es equilibrar el crecimiento turístico con la protección de sus ecosistemas. La presión sobre recursos hídricos, la contaminación derivada de cruceros y el manejo de residuos sólidos siguen siendo puntos críticos. Aquí es donde la cooperación público-privada y las inversiones en infraestructura verde resultan fundamentales para garantizar un modelo que pueda sostenerse en el tiempo.
En este contexto, Centroamérica y el Caribe tienen la oportunidad de consolidarse como líderes en turismo sostenible, aprovechando su riqueza natural y cultural como ventaja competitiva. Las decisiones que se tomen hoy no solo definirán la experiencia de los visitantes, sino también el bienestar de las comunidades y la preservación de los ecosistemas para las futuras generaciones.









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