OCDE: Acelerar la acción climática elevaría el PIB global y reduciría desastres

¿Es posible que una estrategia climática más estricta impulse también el crecimiento económico? Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la respuesta es sí.

(M&T)-. Un informe reciente revela que acelerar las políticas climáticas para alinearlas con el Acuerdo de París podría incrementar el PIB mundial en un 0,2 % hacia 2040, con beneficios económicos aún mayores a largo plazo si se reducen los impactos de fenómenos climáticos extremos.

Aunque ese aumento del 0,2 % en 2040 pueda parecer modesto, la OCDE destaca que el verdadero impacto positivo se manifestaría después, con un PIB global hasta un 3 % mayor en 2050 y un 13 % en 2100, si los países cumplen con las nuevas metas climáticas previstas para este año. Este crecimiento vendría acompañado de una menor exposición a desastres como los que provocaron pérdidas por US$320.000 millones en 2024, según estimaciones de Munich Re.

No obstante, la organización advierte que las políticas actuales están lejos de lo necesario: con una reducción proyectada de solo 14 % en las emisiones para 2030, muy por debajo del 43 % requerido para limitar el calentamiento a 1,5 °C, se prevé un aumento de temperatura entre 2,1 y 2,8 °C hacia final de siglo si no se actúa con mayor decisión.

En este contexto, una transición energética ambiciosa implicaría costos inmediatos, como una reducción del 0,87 % del PIB en 2040 debido a restricciones en ciertos patrones de consumo y producción. Sin embargo, este impacto sería compensado por la inversión en energías limpias, tecnologías eficientes y una redistribución más justa de la carga fiscal, como la devolución de ingresos por impuestos al carbono mediante reducción de cotizaciones sociales, lo que podría mejorar la aceptación política de las medidas.

A pesar de estos beneficios potenciales, el informe de la OCDE es claro: el ritmo de la acción climática está perdiendo impulso, especialmente por factores como la presión geopolítica, la inflación, y las limitaciones financieras de los países en desarrollo, que enfrentan altos niveles de deuda y escaso acceso a crédito sostenible.

Este llamado a la acción también coincide con los desafíos estructurales que enfrenta Centroamérica, cuya inserción en el comercio global requiere adaptarse a un escenario económico más sostenible y resiliente. La región, además de fortalecer su competitividad, debe considerar cómo el cambio climático impactará su productividad y sus relaciones comerciales.