Nearshoring: ¿Puede Centroamérica convertirse en el nuevo hub manufacturero de EE.UU.?
- Walter Rivera
- 13 jun
- 2 Min. de lectura
En medio de la reconfiguración global de las cadenas de suministro, el concepto de nearshoring ha pasado de ser una estrategia empresarial a convertirse en una oportunidad geopolítica para América Latina.

(M&T)-. Entre los principales candidatos a capitalizar este fenómeno, Centroamérica emerge como una región clave. A solo horas de vuelo de los principales mercados estadounidenses, con tratados comerciales vigentes como el DR-CAFTA, y una población joven y laboralmente activa, Centroamérica podría transformarse en el nuevo c manufacturero de EE.UU.. Pero, ¿está preparada para asumir ese rol?
Un momento estratégico
Desde la pandemia y, más recientemente, con las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, las empresas estadounidenses han buscado acortar sus cadenas logísticas. El nearshoring (trasladar operaciones manufactureras a países cercanos) ofrece ventajas como mayor previsibilidad, menores costos de transporte y mayor alineación regulatoria.
Según la CEPAL, el 2024 marcó un incremento del 18 % en inversiones relacionadas con relocalización de plantas industriales en América Latina, especialmente en México, Costa Rica y República Dominicana. La pregunta ahora es si el resto de Centroamérica puede seguir esa ruta.
Ventajas comparativas de la región
Ubicación geográfica privilegiada: Guatemala, Honduras y El Salvador están más cerca de Texas o Florida que muchas ciudades del medio oeste estadounidense lo están de la costa este.
Tratados de libre comercio: El DR-CAFTA otorga acceso preferencial a productos fabricados en la región.
Costos laborales competitivos: El salario promedio en manufactura sigue siendo significativamente más bajo que en Asia y mucho más que en EE.UU.
Creciente ecosistema de zonas francas: Países como Nicaragua y Costa Rica han consolidado regímenes atractivos para la inversión.
Retos estructurales
Pese a su potencial, Centroamérica enfrenta obstáculos considerables:
Infraestructura limitada: La conectividad terrestre y portuaria necesita modernización urgente.
Inseguridad jurídica y política: La volatilidad en marcos regulatorios espanta a los inversionistas.
Déficit de mano de obra calificada: Aunque la población es joven, muchas veces carece de formación técnica especializada.
Corrupción y burocracia: Trámites lentos y falta de transparencia siguen siendo una barrera para el capital extranjero.
Casos emergentes
Costa Rica ha sido el caso más exitoso hasta ahora, atrayendo inversiones de Intel, Abbott y otras empresas tecnológicas. Su enfoque en sostenibilidad, educación y estabilidad democrática le han permitido posicionarse como un polo de innovación.
Honduras y El Salvador, por su parte, comienzan a atraer atención en sectores como textiles, autopartes y dispositivos médicos. El desafío será escalar estas industrias con estándares internacionales de calidad y eficiencia.
¿Qué se necesita para dar el salto?
Alianzas público-privadas para infraestructura.
Incentivos fiscales bien diseñados, no solo exenciones generalizadas.
Inversión masiva en formación técnica y bilingüismo.
Reformas institucionales que den certidumbre jurídica a largo plazo.
El nearshoring no es una promesa automática: es una ventana de oportunidad. Centroamérica tiene los fundamentos para convertirse en una plataforma manufacturera confiable para el mercado norteamericano, pero requiere visión, inversión y voluntad política.
En un mundo donde la geopolítica se entrelaza con la logística, la pregunta no es si las empresas quieren estar más cerca de EE.UU., sino si Centroamérica puede ofrecerles lo que buscan: productividad, estabilidad y eficiencia.
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