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La RSE, clave para operar en las grandes ligas empresariales

Por: Alejandra Ordóñez

El contexto de la actualidad que vivimos ha visto un cambio importante en la forma en que la gente consume e interactúa con empresas. Hoy, más que solo comprar por poseer o por mostrar el nombre de una firma o una marca, los consumidores buscan experiencias nuevas y enfocadas hacia el cuidado del ambiente o que se preocupen por las necesidades de las personas que trabajan o representan dicha marca.

Por ello, another, agencia regional especializada en comunicación estratégica, resalta que datos del estudio bianual de Havas sobre el valor de marca, que encuestó a más de 395,000 personas en todo el mundo, arrojan que el 73% de los encuestados cree que las marcas deberían actuar por el bien de la sociedad y el planeta, mientras que el 64% ha tomado acción, prefiriendo comprar a empresas con una reputación de propósito, no solo de ganancias, y más de la mitad (53%) asegura que está dispuesta a pagar más por una marca que toma una posición sobre situaciones de índole social o ambiental.

Y es que de acuerdo con los expertos, el valor de las compañías no solo se refleja en las cuentas de resultados; factores como la gestión y atracción del talento, el capital intelectual, el cumplimiento regulatorio, medición y gestión de riesgos no financieros, por citar algunos ejemplos, contribuyen de forma decisiva al aumento del valor de una organización.

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El impacto del covid-19 La pandemia ha generado cambios a todo nivel, incluido el de la RSE. De acuerdo con Andrea Angulo, coordinadora regional de la firma Pizzolante, el covid-19 ha generado cambios, en primer lugar, en el nivel de conciencia de los líderes empresariales y de la sociedad sobre la urgencia por operar de manera responsable.

“Esto se hizo muy evidente en la gente (colaboradores, proveedores y clientes), en las necesidades ambientales de los países, así como las demandas vinculadas con los temas de ética e integridad”, explica.

En segundo lugar, detalla la experta, la pandemia acentuó de manera importante la necesidad de incorporar los criterios y objetivos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en la estrategia de las compañías. Para ECORED, alianza de empresas privadas dominicanas promotoras de la Sostenibilidad y la Responsabilidad Social, la pandemia ha evidenciado la importancia de fortalecer las capacidades de diálogo y negociación de diversos actores sociales, institucionales y políticos, tanto a nivel nacional como regional.

“La pandemia expuso la necesidad de transformar nuestro modelo de producción por uno que incorpore aspectos de sostenibilidad, resiliencia e inclusión y, por otro lado, la fragilidad de nuestra sociedad ante amenazas de carácter global. Esto ha llevado a las empresas a transformar su estrategia de RSE y alinearla en mayor medida a las metas de la Agenda 2030, para así mitigar y, a largo plazo, minimizar los riesgos asociados a la sociedad y el medio ambiente”, explica.

Por otro lado, asegura Olga Sauma, Directora Ejecutiva de la Alianza Empresarial para el Desarrollo de Costa Rica (AED), la pandemia ha resultado un motivo para volcar la mirada hacia los colaboradores de las organizaciones. “Se volcaron los esfuerzos hacia desarrollar protocolos para asegurar las condiciones laborales y buscar soluciones creati-vas que permitieran la retención de la mayor cantidad de colaboradores”, refiere. Mientras tanto, Manfred Kopper, Gerente Sénior de Sostenibilidad y Derecho Ambiental de la consultora EY, aporta: “La pandemia nos llevó a un punto de quiebre en temas empresariales, donde si seguíamos haciendo negocios de la manera en que los estábamos haciendo, todo iba a reventar. Nos vimos en la necesidad de tener empresas responsables en lo social, en lo ambiental y en lo geopolítico, para que realmente podamos avanzar”

¿Hacia dónde va la RSE?

Para Kopper lo primero es entender que en la actualidad ya no se habla de temas de Responsabilidad Social Empresarial sino más bien de estrategias integradas al giro de negocio de las compañías. “Estrategias que midan el desempeño social y ambiental de una organización con la misma rigurosidad que se mide el desempeño financiero, dentro de una gobernanza de información sobre sostenibilidad. El término ha evolucionado significativamente y ha pasado de temas meramente filantrópicos, a construir estrategias de negocios sostenibles a través de un gobierno corporativo”, explica.

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