Hábitos minimalistas en la élite urbana
- Walter Rivera
- 29 jul
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En las grandes ciudades de América Latina, una nueva tendencia se abre paso entre ejecutivos, creativos y emprendedores de alto nivel: el minimalismo como símbolo de estatus. Ya no se trata de acumular, sino de seleccionar cuidadosamente. El lujo, hoy, también se mide por la capacidad de prescindir.

(M&T)-. Lo que comenzó como un movimiento contracultural, hoy se ha convertido en una estética de vida adoptada por la élite urbana latinoamericana, que valora la sobriedad, la funcionalidad y la autenticidad. “El minimalismo ya no es solo una decisión estética o filosófica, es también una forma de consumo consciente que refleja poder de elección”, señala Julieta Álvarez, experta en tendencias de comportamiento del consumidor del Latin American Lifestyle Institute.
Departamentos sin exceso de decoración, guardarropas cápsula con prendas atemporales, espacios despejados y rutinas simplificadas son algunas manifestaciones de este fenómeno. Marcas de lujo, como Hermès o Bang & Olufsen, han captado la tendencia y ofrecen productos con diseño discreto, calidad extrema y funcionalidad refinada, alineándose con este nuevo ideal de sofisticación silenciosa.
En paralelo, el concepto de “tener menos” se entrelaza con prácticas de bienestar, como la meditación, el slow livingy la desconexión digital. Para perfiles de alto rendimiento, esta filosofía representa una respuesta al burnout, al ruido de las redes y a la fatiga de la hiperproductividad. “El minimalismo nos permite concentrarnos en lo esencial, y eso es un lujo que no todos pueden permitirse”, afirma el psicólogo organizacional Enrique Palma, consultor en programas de salud ejecutiva.
Además, el minimalismo urbano se traduce en decisiones financieras estratégicas: evitar deudas innecesarias, apostar por la calidad en vez de la cantidad, y elegir experiencias sobre bienes materiales. Según un informe de Deloitte 2025 sobre consumo de alto poder adquisitivo en América Latina, el 42 % de los consumidores premium prioriza ahora inversiones en salud, tiempo libre o impacto social, por encima de artículos ostentosos.
Esta visión ha generado un mercado exclusivo para arquitectura biofílica, mobiliario funcional de autor, tecnología discreta y viajes de inmersión cultural sin derroche. Es el auge del quiet luxury, no como moda, sino como manifestación de una vida curada, depurada y enfocada.
En un continente históricamente marcado por la ostentación como señal de éxito, el lujo silencioso de tener menos podría estar redefiniendo las aspiraciones de la élite urbana contemporánea.
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