¿Los créditos verdes y sostenibles son una oportunidad o una trampa para las PYMES centroamericanas?
- Walter Rivera
- 28 jul
- 2 Min. de lectura
Los créditos verdes están ganando protagonismo en la región como herramientas financieras que promueven modelos empresariales más sostenibles.

(M&T)-. Sin embargo, para muchas pequeñas y medianas empresas centroamericanas, estas líneas de financiamiento siguen generando dudas: ¿realmente abren puertas a la innovación o se convierten en barreras por sus exigencias técnicas y burocráticas?
A medida que las instituciones financieras multilatinas y los bancos comerciales amplían sus portafolios hacia productos con enfoque ESG (ambiental, social y de gobernanza), las PYMES están siendo llamadas a alinearse con criterios de sostenibilidad si desean acceder a condiciones preferenciales. Bancos como BAC Credomatic, Davivienda y Banco Promerica han lanzado líneas de crédito verde en países como El Salvador, Costa Rica y Guatemala, ofreciendo tasas más bajas y plazos extendidos para proyectos que reduzcan huella de carbono o promuevan eficiencia energética.
No obstante, el acceso real a estos créditos aún es limitado para muchas empresas pequeñas, especialmente en sectores informales o rurales. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte que el 70 % de las PYMES centroamericanas carecen de la capacidad técnica para cumplir con los requisitos de certificación ambiental o planes de mitigación climática, lo cual las excluye automáticamente de este tipo de financiamiento.
Además, los costos de implementación de soluciones verdes suelen ser altos al inicio, aunque ofrezcan retornos a mediano plazo. Por ejemplo, la instalación de paneles solares o la reconversión tecnológica de procesos industriales puede representar un gasto inalcanzable sin un subsidio o acompañamiento técnico, algo que pocas entidades financieras están dispuestas a ofrecer sin garantías sólidas.
Sin embargo, hay señales positivas. Programas como el Green MSME Initiative, financiado por la Unión Europea y ejecutado por el BCIE, están generando modelos de asistencia técnica y financiamiento inclusivo. Este tipo de esquemas ha comenzado a operar en Honduras y Nicaragua, logrando que más de 300 PYMES accedan a financiamiento verde en los últimos dos años, según datos del BCIE.
El principal reto sigue siendo el de la inclusión financiera con enfoque climático. Expertos de la CEPAL y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente coinciden en que sin un ecosistema que combine financiamiento, asistencia técnica y marcos regulatorios adecuados, los créditos sostenibles corren el riesgo de beneficiar solo a empresas grandes o altamente formalizadas.
Para que los créditos verdes sean realmente una oportunidad para las PYMES centroamericanas, se necesita una estrategia regional que reduzca las barreras de entrada, promueva la educación financiera sostenible y simplifique los procesos de evaluación de impacto ambiental. De lo contrario, podrían convertirse en una trampa que profundice la exclusión financiera en nombre de la sostenibilidad.
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