¿Por qué la IA no puede reemplazar la empatía humana en entornos laborales?
- M&T
- hace 2 días
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Aunque la inteligencia artificial redefine industrias enteras y automatiza procesos con eficiencia inigualable, hay algo que ningún algoritmo ha logrado replicar: la empatía, el contexto social y la confianza que surgen de la interacción humana.

(M&T)-. En Costa Rica, donde la diversidad cultural y las dinámicas comunitarias moldean la toma de decisiones, esta diferencia cobra un valor estratégico.
Según la Encuesta de Expectativas de Empleo de Manpower (2024), un 58% de los empleadores costarricenses ya ha implementado tecnologías basadas en IA, y un 16% más planea hacerlo pronto. Sin embargo, esta transformación no implica una desaparición del talento humano, sino un cambio en sus funciones. Las tareas repetitivas disminuyen, mientras emergen roles que demandan pensamiento crítico, empatía y adaptabilidad cultural.
Guillermo Salas Dalsasso, experto en innovación y tecnología, es enfático: “La IA es poderosa procesando datos, pero no puede leer lo que no ha sido digitalizado. No entiende la riqueza de lo oral, lo comunitario, lo intuitivo”. En muchos cantones rurales, por ejemplo, las decisiones se basan en vínculos de confianza más que en datos formales, una dimensión que ninguna red neuronal puede codificar.
La fuerza laboral del futuro será híbrida: con habilidades digitales, pero también con una alta dosis de sensibilidad humana. Según el Informe sobre el Futuro del Empleo 2025 del Foro Económico Mundial, los perfiles más demandados no serán los que compitan con las máquinas, sino los que complementen su capacidad con una visión ética, social y contextual.
Entre los nuevos roles con mayor potencial en América Latina figuran:
Consultores en transformación digital con enfoque comunitario
Diseñadores de experiencias con arraigo cultural
Mentores laborales para reconversión profesional
Líderes de innovación con sensibilidad social
Estas profesiones emergen como respuestas humanas frente a un avance tecnológico que, aunque veloz, sigue siendo incapaz de construir puentes emocionales o comprender lo implícito en las relaciones interpersonales.
Para que América Latina aproveche el potencial de la digitalización, se requerirá una estrategia regional de reconversión profesional, con inversión en formación técnica, educación digital desde etapas tempranas y una alianza entre el Estado y el sector privado.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, la región podría generar más de 10 millones de empleos digitales en los próximos cinco años, siempre que la inclusión sea priorizada.
“La tecnología puede avanzar, pero solo las personas pueden garantizar que ese avance sea útil, inclusivo y éticamente adaptado a cada contexto social”, concluye Salas Dalsasso. En tiempos donde la automatización gana terreno, la humanidad seguirá siendo nuestro mayor activo diferencial.
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