Latinoamérica frente al proteccionismo global: Un momento de redefinición
- Walter Rivera
- 22 sept
- 2 Min. de lectura
La economía mundial atraviesa una etapa de reordenamiento: tras décadas de impulso al libre comercio, hoy se intensifican las barreras arancelarias, subsidios selectivos y medidas antidumping.

(M&T)-. En este nuevo contexto, América Latina (región dependiente del comercio exterior) se enfrenta no solo a riesgos tradicionales, sino al reto de reinventar su estrategia económica para no quedar relegada.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el comercio internacional latinoamericano está siendo impactado por un contexto global marcado por un mayor proteccionismo, tensiones geopolíticas y perturbaciones en el transporte marítimo. En su informe Perspectivas del Comercio Internacional 2024, la institución advierte que estas dinámicas pueden afectar la recuperación regional y obligan a repensar las rutas comerciales y la oferta exportadora.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) también lanza alarmas: las medidas proteccionistas corporativas no benefician al conjunto de la economía, sino que elevan el riesgo de represalias y promueven desequilibrios. En particular, la directora general de la OMC ha advertido que estas políticas pueden exacerbar la brecha entre países ricos y pobres, al revertir décadas de avances en integración comercial.
Las consecuencias para América Latina son múltiples:
Menor acceso a mercados clave: la escalada de aranceles y barreras no arancelarias complica la llegada de productos latinoamericanos a mercados desarrollados.
Presión sobre las exportaciones de bajo valor agregado: materias primas o productos agrícolas podrían ver reducida su competitividad frente a industrias protegidas.
Volatilidad en inversiones: el proteccionismo genera incertidumbre para los flujos de inversión extranjera directa, cruciales para el desarrollo productivo de la región.
No obstante, este panorama también abre oportunidades estratégicas. Primero, para diversificar destinos comerciales: apostar por el comercio Sur-Sur, fortalecer lazos entre países de la región y con economías emergentes. En ese sentido, un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) señala que entre 2007 y 2023, el comercio entre países del Sur se duplicó (de 2,3 a 5,6 billones de dólares), y en el futuro podría representar hasta el 70 % del crecimiento mundial. América Latina podría beneficiarse de esa reorientación global.
Segundo, para promover sectores estratégicos regionales: tecnología, energías limpias, biotecnología, industria con alto valor agregado. Los países que acierten con políticas de estímulo (investigación, innovación, infraestructura) podrán fortalecerse frente a los cambios estructurales del comercio global.
Tercero, insistir en integración regional con propósito comercial: acuerdos bilaterales, bloques regionales y pactos que reduzcan barreras internas y creen economías de escala dentro de América Latina.
Finalmente, la región afronta un dilema clave: ¿seguir como proveedor de insumos y materias primas o avanzar hacia una industrialización moderna y un modelo con mayor valor agregado? En un mundo donde las cadenas globales de valor se reconfiguran, el factor diferenciador será la capacidad de adaptación, visión estratégica y gobernanza estatal.
Comentarios