¿La gestión de residuos en zonas francas es una obligación o una oportunidad?
- Walter Rivera
- 22 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 24 jul
Las zonas francas en América Latina han sido históricamente vistas como motores de exportación, inversión y empleo.

(M&T)-. El crecimiento de su actividad industrial y logística también ha traído consigo un desafío ambiental clave: la correcta gestión de residuos sólidos y peligrosos. En un entorno cada vez más regulado y con consumidores globales más exigentes, la sostenibilidad ya no es solo una obligación, sino una ventaja competitiva tangible.
La gestión ambiental en zonas francas está siendo transformada por nuevas normativas, acuerdos internacionales y estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Países como Costa Rica, Colombia y República Dominicana han avanzado significativamente en este frente, exigiendo a las empresas que operan bajo regímenes especiales planes de manejo de residuos, trazabilidad, reducción en origen y reciclaje industrial, según la Red de Zonas Francas de las Américas (AZFA).
Un ejemplo destacado es el de la Zona Franca Metropolitana en Costa Rica, que logró certificar su sistema de gestión ambiental bajo la norma ISO 14001 e implementar un sistema de economía circular en colaboración con sus empresas ancla. Gracias a ello, más del 65% de sus residuos industriales son ahora reutilizados o reciclados, según cifras del Ministerio de Comercio Exterior (COMEX).
El enfoque ha pasado de cumplir con la ley a generar valor, especialmente cuando las marcas globales exigen cadenas de suministro sostenibles. Empresas de sectores como dispositivos médicos, alimentos procesados y manufactura avanzada han comenzado a invertir en tecnología para monitorear emisiones, optimizar el consumo energético y reducir el volumen de desechos enviados a rellenos sanitarios. Esto no solo reduce su impacto ambiental, sino que mejora su imagen ante compradores internacionales y reduce costos operativos en el mediano plazo.
En República Dominicana, la Dirección General de Zonas Francas lanzó un plan piloto de “zonas francas sostenibles”, en el cual participan parques industriales como PIISA y Zona Franca Las Américas. Estos complejos han implementado infraestructura para el compostaje, alianzas con recicladores formales y sistemas de recolección diferenciada, lo que les ha permitido acceder a incentivos fiscales y certificaciones ambientales con beneficios comerciales.
El reto más común sigue siendo la cultura empresarial y la falta de capacidades técnicas, especialmente en parques pequeños o empresas que recién inician operaciones. Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), más del 40% de los parques industriales en la región no cuentan con un plan integral de manejo de residuos, lo que puede generar sanciones y limitar el acceso a nuevos mercados.
Pero la tendencia es clara: la sostenibilidad ya forma parte de los nuevos modelos de negocio dentro de las zonas francas, no como un requisito aislado, sino como una oportunidad para innovar, atraer inversión responsable y diferenciarse frente a competidores. En este contexto, la gestión de residuos bien ejecutada se convierte en una palanca estratégica para el crecimiento regional.
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