¿La carrera por la conectividad 5G en Centroamérica representa un avance tecnológico o una brecha ampliada?
- Walter Rivera
- hace 18 horas
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La llegada del 5G promete transformar sectores clave como la industria, la salud y la educación en América Latina. Sin embargo, en Centroamérica, su despliegue plantea una tensión creciente: ¿será esta tecnología una vía hacia la equidad digital o ampliará la brecha entre países, zonas urbanas y áreas rurales?

(M&T)-. Aunque países como Panamá y Costa Rica han dado pasos concretos para habilitar redes 5G, otros como El Salvador, Guatemala y Honduras aún enfrentan obstáculos regulatorios, falta de infraestructura y modelos de negocio poco definidos. Según un estudio del CAF, menos del 20% del espectro radioeléctrico necesario para operar 5G ha sido asignado en estos países, lo que limita su desarrollo y encarece su implementación.
Además, el acceso desigual a conectividad básica sigue siendo una deuda estructural. La CEPAL señala que más del 30% de los hogares en Centroamérica carecen de acceso a internet de calidad, lo que hace que hablar de 5G sin cerrar antes las brechas de 3G y 4G sea, en palabras de la analista Laura Martínez del IDB Lab, “una conversación elitista que podría excluir aún más a las comunidades desconectadas”.
Empresas de telecomunicaciones, por su parte, presionan por avanzar en la carrera regional para no quedar atrás en términos de competitividad. Claro, Tigo y Liberty han realizado pruebas piloto y alianzas estratégicas en ciudades clave como Ciudad de Panamá y San José. “El 5G no es solo velocidad, es la infraestructura base de la nueva economía digital”, afirmó Javier Uzcátegui, gerente de tecnología de una multinacional del sector en entrevista para BNamericas.
Sin embargo, el desafío no está solo en la implementación técnica, sino en garantizar que la tecnología sea inclusiva y asequible. Expertos en políticas públicas advierten que sin un enfoque deliberado en equidad digital, educación y cobertura rural, el 5G podría convertirse en un nuevo factor de exclusión, favoreciendo a zonas urbanas y sectores empresariales, mientras deja atrás a millones de centroamericanos.
La pregunta no es solo cuándo llegará el 5G a toda Centroamérica, sino cómo se asegurará que este avance no profundice desigualdades históricas. La respuesta dependerá de la voluntad política, la inversión privada y la capacidad de diseñar marcos regulatorios que prioricen tanto la innovación como la inclusión.