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Valoración y análisis del riesgo político para las empresas

El entorno empresarial cada vez más dinámico y competitivo, la amplia polarización sociopolítica y el creciente apetito regulatorio de los gobiernos han hecho que el análisis del riesgo político (ARP) sea una herramienta esencial para la planificación estratégica y la toma de decisiones de las empresas.


Por: Pablo Duncan-Linch

Especialista en comunicación y asuntos públicos


(M&T)-. Esta valoración es crucial para la gestión de riesgos pues evalúa la probabilidad de que decisiones o condiciones políticas impacten significativamente en la estrategia y gestión empresarial.


En el contexto de Centroamérica, donde los cambios políticos y regulatorios son frecuentes, la anticipación y la gestión del riesgo político son vitales para mantener la licencia para operar, crecer, sostener y desarrollar los modelos de negocio. La volatilidad política y los cambios en las políticas públicas presentan desafíos que, si no se gestionan adecuadamente, pueden poner en peligro la viabilidad a largo plazo de cualquier empresa o sector.


El análisis del riesgo político tiene una larga historia, pero su institucionalización como práctica empresarial surgió en los años 70, impulsada por las crisis internacionales como el embargo petrolero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y las revoluciones en Nicaragua e Irán.


El riesgo político puede definirse como la probabilidad de que eventos políticos afecten adversamente el entorno y las condiciones operativas de una empresa u otro tipo de organización. Por ejemplo, un cambio en el gobierno puede traer nuevas políticas económicas y sociolaborales que afecten directamente los costos operativos, como nuevos impuestos, tarifas arancelarias, controles logísticos y regulaciones laborales y en el espacio de trabajo.


Desde una perspectiva teórica, modelos como el Análisis de Escenarios y el Análisis de Impacto de Riesgo proporcionan herramientas útiles para anticipar y prepararse ante los riesgos políticos. El Análisis de Escenarios permite a las empresas visualizar diferentes futuros posibles y desarrollar estrategias y tácticas adaptativas, mientras que el Análisis de Impacto de Riesgo evalúa las probabilidades y consecuencias de eventos específicos, facilitando una respuesta efectiva, estructurada y proactiva.


Diversas medidas gubernamentales pueden impactar a los negocios: regulación, restricción, redistribución de ingresos e incluso la incompatibilidad de un modelo de negocio con una nueva norma, regulación o política pública. Además, el contexto cultural e histórico puede aumentar el riesgo político cuando la actividad o sector empresarial es asociado con experiencias previas o valores considerados como negativos. Los riesgos también pueden incluir intimidación, nacionalización y expropiación, especialmente en contextos populistas de tipo autoritario.


Los analistas de riesgo político identificamos variables y evaluamos su significancia y relaciones utilizando metodologías y modelos de evaluación cuantitativos y cualitativos. La investigación en ciencias políticas, sociología, comunicación, economía y estadística alimentan estas evaluaciones. Para mitigar estos riesgos, es fundamental que las empresas desarrollen estrategias robustas y bien fundamentadas.


A continuación, se presentan algunas prácticas que en CLC Comunicación afiliada de Llorente y Cuenca (LLYC) hemos recomendado a nuestros clientes para la gestión del riesgo político:


1.Monitoreo continuo del entorno político: Las empresas deben implementar sistemas de monitoreo y análisis político para mantenerse informadas sobre los cambios y las nuevas tendencias políticas. Esto incluye el seguimiento de procesos electorales a nivel nacional y local, las políticas gubernamentales y económicas y los movimientos sociales.


2. Mapeo de actores clave: Las empresas deben identificar y establecer relaciones con los actores clave en el entorno político, incluyendo funcionarios gubernamentales, reguladores y líderes de opinión. La consultoría pueden proporcionar a las empresas una comprensión más profunda de la coyuntura y dinámica política y sus implicaciones para el negocio.


3. Engagement cívico y comunicaciones públicas: La participación activa en el diálogo cívico y las comunicaciones públicas transparentes pueden ayudar a las empresas a influir en las políticas públicas y a construir una imagen positiva en la comunidad. Esto incluye participar en asociaciones empresariales, foros públicos y colaboraciones con Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y fundaciones.


4. Desarrollo de escenarios y planificación de contingencias: Las empresas deben desarrollar diferentes escenarios basados en posibles resultados políticos y diseñar planes de contingencia para cada uno. Esto les permitirá responder rápidamente a los cambios y minimizar el impacto negativo en sus operaciones.


La gestión eficaz del riesgo político es una combinación de monitoreo constante, compromiso cívico, estudio de diversos escenarios posibles y de planificación estratégica. Un conocimiento profundo del contexto político y la creación de mapas políticos detallados permiten a las empresas identificar actores clave y posibles escenarios de riesgos, aspectos esenciales para mejorar la gestión, mitigar impactos negativos y aprovechar oportunidades.


En un entorno donde las relaciones entre las empresas y gobiernos pueden ser cooperativas, colaborativas, subordinadas o autoritarias, la capacidad de entender, anticipar y responder a los cambios es esencial para mantener la licencia para operar y crecer de manera sostenible. También minimiza la incertidumbre y proporciona una ventaja competitiva en un entorno empresarial en constante evolución.


Las empresas que no estén preparadas para estos cambios pueden enfrentar costos no previstos, interrupciones en la cadena de suministro, un deterioro en la confianza de los consumidores y la reputación empresarial. El ARP es entonces, una herramienta de gestión y una necesidad estratégica que puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso empresarial. Por lo tanto, es imperativo que la dirección y gerencia empresarial inviertan en sistemas robustos y estrategias proactivas para avanzar con confianza en una región que cuenta con una alta volatilidad y complejidad política.



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