¿Qué ocurre cuando la salud y las relaciones personales quedan en segundo plano?
- Luisa Velásquez
- hace 10 horas
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El arte de balancear la vida y cómo la salud, las relaciones y finanzas construyen el éxito.
En una sociedad donde el éxito suele medirse en logros profesionales o estabilidad financiera, surge una reflexión cada vez más urgente. Para Adrián Lemcke, el empresario guatemalteco y autor del libro “Los Tres Pilares del Éxito”, el verdadero éxito no es lineal ni depende exclusivamente del dinero, sino de mantener un balance entre tres pilares
esenciales: salud, relaciones y finanzas.
De acuerdo con Lemcke, la salud es la base sobre la cual se sostiene cualquier otro logro. Sin energía física ni claridad mental, resulta imposible disfrutar de lo alcanzado. Incorporar rutinas simples como 20 minutos de actividad física diaria o un mejor manejo del descanso, puede ser determinante para sostener el esfuerzo en el tiempo y reducir el riesgo de enfermedades ligadas al estrés.
Otro de los elementos que suele descuidarse en la búsqueda del éxito son las relaciones. La familia y los amigos cumplen un rol crucial como soporte emocional. “Cuando nuestra pareja o seres queridos están alineados con nuestra visión, el camino se vuelve más sólido y pleno”, señala Lemcke. Dedicar tiempo de calidad a estos lazos no solo refuerza la motivación, también previene problemas de salud mental asociados al aislamiento.
El tercer pilar es el manejo consciente de las finanzas, la estabilidad económica no se mide en la acumulación, sino en la tranquilidad que genera. Una administración adecuada permite reducir la ansiedad, generar oportunidades y convertir al dinero en un medio que potencie la libertad personal, no en un fin que absorba la vida.
Una de las propuestas más prácticas para generar este balance, es adquirir la mentalidad del 1%: realizar pequeñas mejoras diarias en cada aspecto. “No se trata de cambios drásticos, sino de comprometerse a mejorar un poco cada día”, explica.
Acciones sencillas como levantarse diez minutos más temprano para ejercitarse, registrar los gastos diarios o compartir tiempo de calidad con la familia son ejemplos de hábitos que, con constancia, producen transformaciones significativas.