Ante las amenazas informáticas que se registran a nivel mundial y con los crecientes ataques, que, cada vez más complejos, la inteligencia artificial (IA) adquiere un importante papel como aliada en materia de ciberseguridad.
(M&T)-. Gracias a una de las grandes característica de la Inteligencia Artificial (IA), el proceso de aprendizaje continuo, ha evolucionado y con ella sus algoritmos, ayudando al sistema a aprender patrones y adaptarse para simplificar la respuesta ante posibles riesgos e incidentes. Por esta razón, la IA puede ser utilizada para identificar, priorizar y analizar amenazas. Enmarcado en lo anterior, la Inteligencia Artificial puede tener un impacto positivo para el trabajo en el ámbito de la ciberseguridad, ya que permite detectar amenazas con precisión, automatizar la respuesta y agilizar los procesos de investigación para no interrumpir la operación de los sistemas.
“Este último es uno de los beneficios más importantes, ya que el recurso humano en ciberseguridad en muchas oportunidades puede estar limitado a suplir la demanda requerida y de esta manera se pueden optimizar los esfuerzos de los administradores”, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica. Los sistemas IA colaboran categorizando los ataques según el nivel de amenaza; los encargados de ciberseguridad, por su parte, asignan la prioridad con que se debe atender cada uno, iniciando por los más peligrosos para el estado de la información de la empresa.
Lea Crédito para empresas pequeñas en Estados Unidos ESET comparte 5 aplicaciones de la Inteligencia Artificial en Ciberseguridad: 1. Análisis predictivos: la IA puede prevenir futuras amenazas. Desde qué dirección de IP es más probable a ser atacada, hasta los tipos de amenazas que pueden producirse. Esta parte es clave porque la organización puede conocer dónde están sus brechas de seguridad para poder solucionarlas antes de que se ejecute un verdadero ataque. 2. Detección automática de amenazas: Los algoritmos de aprendizaje automático (una rama de la IA que busca proporcionar a las máquinas la capacidad de mejorar y aprender automáticamente mediante la experiencia) son entrenados para detectar, de manera automática, aquellas conductas o irregularidades en el rendimiento del sistema que indican un posible ataque a la seguridad. 3. Prevención de potenciales ataques: Esta tecnología puede detectar anomalías en el tráfico de la red o en el flujo de datos a través del análisis de los patrones. Esto ayuda a detectar comportamientos anormales antes de que se produzca un ataque. Por ejemplo, cuando alguien externo intenta acceder a información confidencial de una compañía. 4. Automatización de la seguridad: Este punto en particular es muy útil para proteger a las empresas de amenazas típicas, como el phishing. Al automatizar los protocolos de seguridad se consigue reducir el error humano, ahorrar tiempo y esfuerzo. 5. Vulnerabilidades día cero: La Inteligencia Artificial en ciberseguridad puede identificar vulnerabilidades de día cero, es decir, aquellas que se encuentran en un sistema o protocolo, y para las cuales aún no existe un parche de seguridad que subsane el problema. La Inteligencia Artificial también puede detectar amenazas internas, ataques a la red y archivos maliciosos, entre otros. Sin embargo, no puede interpretar los resultados, siendo esta labor de las personas. Por lo que, se abre ante la sociedad un nuevo ámbito de colaboración entre humanos y máquinas. “No podemos olvidar que los sistemas de Inteligencia Artificial también pueden sufrir un ataque. Para ello, será necesario ejecutar sistemas seguros que protejan la seguridad de las máquinas. Y no olvidarnos de realizar copias de seguridad, crear contraseñas robustas, actualizar los equipos, controlar los dispositivos extraíbles, crear un plan de seguridad y gestionar las brechas de seguridad de los sistemas TIC”, concluye Gutiérrez Amaya de ESET.
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