¿Podrá Costa Rica evitar el nuevo arancel estadounidense?
- Walter Rivera
- hace 1 día
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El comercio internacional no da tregua: entre nuevas disposiciones arancelarias, reacomodos geopolíticos y ajustes fiscales, las economías pequeñas deben redoblar esfuerzos para mantener su competitividad.

(M&T)–. En este contexto, Costa Rica busca mantener su protagonismo en el intercambio bilateral con su principal socio comercial: Estados Unidos.
Tras la reciente imposición de un arancel “recíproco” del 10% por parte del gobierno estadounidense, el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) y la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) lograron posicionar a Costa Rica dentro de una reducida lista de países con acceso directo a la mesa de negociación. Esta inclusión abre una ventana para dialogar sobre la reducción o eventual eliminación de los nuevos gravámenes aplicables a productos costarricenses exportados a EE.UU.
El anuncio fue respaldado públicamente por varias organizaciones empresariales, incluyendo la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), la Asociación de Empresas de Zonas Francas (Azofras), la Cámara Costarricense Norteamericana (Amcham), la Cámara de Exportadores (Cadexco), Crexec, CCCR y la Unión de Cámaras (Uccaep). Todas destacaron la gestión técnica y diplomática de las autoridades de comercio exterior.
La medida arancelaria, que entró en vigor el pasado 5 de abril de 2025, forma parte de una Orden Ejecutiva estadounidense emitida el 2 de abril. Aunque algunos productos fueron exonerados y otros países recibieron aranceles incluso mayores, Costa Rica busca revertir o suavizar el impacto de forma estructurada y estratégica.
La urgencia es clara: según datos de Procomer, un 46,88% de las exportaciones del país en 2024 tuvieron como destino Estados Unidos. Cualquier afectación arancelaria tendría un impacto directo sobre el dinamismo del aparato productivo local, especialmente en sectores clave como manufactura, dispositivos médicos, agroindustria y servicios.
La iniciativa de Comex y Procomer llega en un momento complejo para el sector productivo. Factores internos como los altos costos eléctricos, la apreciación del colón, la rigidez laboral, deficiencias en infraestructura logísticay las cargas sociales siguen restando competitividad al país. En este entorno, un arancel adicional puede representar una barrera crítica, especialmente para las PYMES, que constituyen más del 80% del tejido empresarial costarricense.
Costa Rica, como economía abierta, depende en gran medida de la fluidez del comercio exterior para sostener su crecimiento. Por ello, la gestión proactiva en foros bilaterales y multilaterales es esencial para evitar retrocesos en su inserción internacional. Las negociaciones con Estados Unidos podrían marcar el ritmo de una nueva etapa en la política comercial costarricense, enfocada en anticipar riesgos y proteger mercados prioritarios.