La incertidumbre arancelaria y la infraestructura frenan el impulso del nearshoring
- Walter Rivera

- 13 nov
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Hace apenas dos años, el término nearshoring se convirtió en sinónimo de oportunidad. México era el protagonista de una narrativa optimista: relocalización de fábricas, expansión del empleo industrial y una integración más estrecha con el mercado estadounidense. Sin embargo, en 2025, la historia comenzó a matizarse.

(M&T)-. Tensiones comerciales, amenazas arancelarias y factores internos han transformado aquel entusiasmo inicial en una etapa de ajuste y reflexión estratégica.
De acuerdo con Essentia Advisory (ESSAD), firma especializada en desarrollo de negocios y gestión del talento humano, al menos 20% de las empresas extranjeras con presencia en México han reducido o reubicado sus operaciones. La tendencia refleja que, aunque el país sigue siendo un destino atractivo para la inversión, los riesgos estructurales y geopolíticos se han vuelto determinantes en la toma de decisiones.
Durante el auge del nearshoring entre 2022 y 2023, México logró desplazar a China como principal socio comercial de Estados Unidos, consolidando su papel en sectores estratégicos como el automotriz, electrónico y de autopartes. De acuerdo con datos del INEGI y BBVA Research, en 2023 las exportaciones mexicanas alcanzaron US$593,000 millones, un récord histórico.
Sin embargo, según Octavio de la Torre, presidente de la Concanaco Servytur, entre el 21% y el 20% de las empresas extranjeras han registrado reducciones o reubicaciones. Este cambio responde a un contexto cada vez más complejo, marcado por la revisión inminente del T-MEC en 2026, nuevos riesgos arancelarios por parte de Estados Unidos y desafíos internos como la inseguridad y el déficit energético.
El Banco de México confirma que hasta julio de 2024, solo el 12,9% de las empresas con más de 100 trabajadores obtuvo beneficios directos del nearshoring. El resto continúa observando el fenómeno con cautela, mientras la inversión se concentra en regiones fronterizas y grandes corporaciones ya integradas a cadenas globales.
Ventajas, límites y un entorno en transformación
Las ventajas estructurales de México siguen siendo claras:
Proximidad con el mercado estadounidense.
Tiempos de envío reducidos y costos logísticos competitivos.
Salarios más bajos en comparación con Asia o EE. UU.
Acceso preferencial al mercado norteamericano mediante el T-MEC.
Pero el modelo enfrenta obstáculos significativos. De acuerdo con Fitch Ratings, no basta con la ubicación geográfica; se requiere competitividad institucional. La falta de infraestructura moderna, la concentración de inversión en el norte y la dependencia de insumos chinos limitan el potencial transformador del nearshoring.
China aún controla casi un tercio del valor manufacturero mundial, lo que hace improbable una sustitución masiva de su producción. En paralelo, Estados Unidos impulsa su propio reshoring industrial, trasladando parte de la manufactura de vuelta a su territorio, una tendencia que compite directamente con México.
Perspectivas económicas y ventana de oportunidad
Alejandro Werner, exdirector del FMI para el Hemisferio Occidental, considera que el nearshoring podría añadir varios puntos al crecimiento del PIB mexicano si se fortalecen la infraestructura, el capital humano y la certeza jurídica. La CEPAL y el Banco Mundial coinciden: México tiene una “ventana de oportunidad” para elevar el contenido tecnológico de su producción, pero advierten que si no invierte en innovación y educación técnica, el país podría quedar atrapado en un ciclo de bajo valor agregado.
Desde S&P Global, el economista Elijah Oliveros-Rosen señala que la incertidumbre actual está frenando los flujos de inversión: “El reshoring en Estados Unidos compite directamente con el nearshoring mexicano, y los inversionistas han hecho una pausa ante la falta de claridad regulatoria y arancelaria”.
Los tres grandes desafíos del nearshoring
Según Essentia Advisory (ESSAD), el nearshoring enfrenta tres riesgos inmediatos:
Amenazas arancelarias: Estados Unidos ha insinuado ajustes comerciales que afectarían especialmente a los sectores automotriz y electrónico.
Revisión del T-MEC (2026): podría implicar reglas de origen más estrictas y mayores exigencias laborales.
Factores internos: inseguridad, burocracia y escasez de energía eléctrica en zonas industriales limitan la expansión manufacturera.
Jesús Moscoso, abogado y CEO de ESSAD, subraya que “el atractivo del país dependerá de su capacidad para mitigar riesgos internos y anticipar las transformaciones regulatorias de su principal socio comercial”.
El nearshoring ha integrado más que nunca a México con las cadenas norteamericanas, pero el país todavía no consolida un ecosistema industrial autónomo ni competitivo a largo plazo. En 2025, el discurso del auge ha dado paso al realismo: la relocalización ya no es una promesa garantizada, sino una oportunidad condicionada.
Como resume Fernando Rojas, socio CEO de ESSAD, “el nearshoring no es un destino, sino un proceso. Solo las empresas que sepan adaptarse a los cambios del entorno convertirán esta oportunidad en una ventaja sostenible”.









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