El sobreendeudamiento en hogares centroamericanos es una bomba silenciosa para la estabilidad financiera

El creciente acceso al crédito, sumado al alto costo de vida y la informalidad laboral, está empujando a miles de familias centroamericanas al límite de su capacidad financiera. El sobreendeudamiento doméstico se perfila como una amenaza estructural para la región.

(M&T)– En los últimos años, los hogares centroamericanos han aumentado su nivel de endeudamiento como estrategia para compensar ingresos insuficientes y enfrentar gastos básicos, desde alimentación hasta salud o educación. Sin embargo, la falta de educación financiera, el uso excesivo de créditos de consumo y la ausencia de regulaciones sólidas han generado un entorno propenso al sobreendeudamiento.

Según un informe del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), en países como El Salvador, Guatemala y Honduras, el porcentaje de hogares con más del 40% de sus ingresos comprometidos en el pago de deudas supera el 30%. Esta cifra se agrava en sectores urbanos donde los créditos rápidos, tarjetas y préstamos informales proliferan sin controles ni educación adecuada para su uso.

Costa Rica, que tiene uno de los sistemas financieros más desarrollados de la región, también enfrenta señales de alerta. De acuerdo con la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF), el 43% de los deudores tiene más de cuatro créditos activos, lo que eleva significativamente el riesgo de impago ante cualquier choque económico o pérdida de empleo.

Uno de los factores críticos es la informalidad laboral, que en promedio alcanza al 70% de la población económicamente activa en Centroamérica, según datos de la OIT. Esta realidad impide que muchas familias tengan acceso a productos financieros formales y sostenibles, recurriendo en cambio a prestamistas informales o créditos con tasas usureras.

Además, la inflación sostenida y el alza en los precios de alimentos, energía y transporte han erosionado el poder adquisitivo de los hogares, forzándolos a endeudarse para cubrir necesidades básicas. La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) señala que en el país, el 60% de los préstamos familiares se destinan al consumo corriente, sin generar retornos productivos.

Frente a este panorama, los analistas advierten que el sobreendeudamiento no solo afecta la estabilidad financiera de las familias, sino que también limita el ahorro, debilita el sistema financiero y reduce la capacidad de respuesta económica a nivel nacional.

Los organismos multilaterales como el BID y el FMI han comenzado a promover programas de educación financiera, reestructuración responsable de deudas y regulaciones más estrictas para productos de crédito de alto riesgo. Pero su impacto sigue siendo limitado sin un compromiso más activo de los gobiernos y entidades financieras locales.

El riesgo de una crisis de deuda doméstica silenciosa está latente, especialmente si continúan las presiones inflacionarias o se deteriora el mercado laboral. La solución pasa por una estrategia regional que combine acceso al crédito responsable, formalización laboral y políticas públicas de protección económica para los hogares más vulnerables.

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