El boom del nearshoring: Oportunidades logísticas en Guatemala, Honduras y El Salvador
- Walter Rivera
- hace 1 día
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El auge del nearshoring está redefiniendo el mapa industrial y comercial de Centroamérica. Guatemala, Honduras y El Salvador emergen como destinos estratégicos para empresas que buscan acortar sus cadenas de suministro y acercarse al mercado estadounidense.

(M&T)-. Esta tendencia no solo promete inversiones millonarias, sino también una transformación en la infraestructura logística regional. El fenómeno del nearshoring, impulsado por las tensiones geopolíticas y las disrupciones postpandemia, ha convertido a Centroamérica en un punto de interés para multinacionales que reubican sus operaciones fuera de Asia. Guatemala, Honduras y El Salvador destacan por su proximidad geográfica con EE. UU., tratados de libre comercio como el CAFTA-DR, y costos operativos competitivos. Según el BID, solo en 2023, la región podría captar más de US$78,000 millones en nuevas exportaciones gracias a esta relocalización.
Uno de los sectores más beneficiados es el logístico. El incremento en demanda de bodegas, zonas francas y servicios de transporte ha incentivado proyectos de infraestructura clave. En Guatemala, por ejemplo, se ha acelerado la modernización del Puerto Quetzal y se discuten reformas para atraer inversión privada en infraestructura vial. En El Salvador, la reciente aprobación de la Ley de Fomento al Nearshoring busca facilitar los trámites y generar incentivos fiscales para empresas logísticas. Honduras, por su parte, apuesta a la expansión de Puerto Cortés y al corredor logístico entre San Pedro Sula y la frontera con El Salvador.
Los parques industriales y zonas económicas especiales están creciendo a ritmo acelerado, especialmente en áreas cercanas a puertos y aeropuertos. Empresas como Zip San José, en El Salvador, y Zona Libre Quetzal, en Guatemala, han reportado tasas de ocupación superiores al 90 %, lo que indica una presión creciente sobre la oferta existente. “El reto ahora es garantizar la infraestructura adecuada y reducir la burocracia para no perder la ola del nearshoring”, advirtió el economista del sector logístico de CABI, Ricardo Castañeda, en declaraciones a El Economista.
No obstante, el reto logístico no es solo físico. La digitalización de aduanas, los sistemas de trazabilidad y la facilitación del comercio son factores clave para que la región capitalice esta oportunidad. Según datos de la CEPAL, la falta de armonización en procesos fronterizos entre los países del Triángulo Norte aún genera retrasos de hasta 48 horas para ciertos tipos de carga, lo cual pone en desventaja a las empresas frente a competidores de México o República Dominicana.
Finalmente, el desarrollo del talento humano y la estabilidad política serán determinantes. Aunque hay señales positivas, como los programas de formación técnica en logística impulsados por USAID y gobiernos locales, la inseguridad jurídica y la falta de visión regional podrían minar el potencial transformador del nearshoring si no se abordan de forma integral.