Cómo medir y reducir la huella hídrica en la cadena de valor
- M&T
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Mientras el cambio climático avanza, el acceso al agua se convierte en uno de los desafíos más críticos para la humanidad. En este escenario, la gestión responsable del recurso hídrico está emergiendo como un nuevo estándar en sostenibilidad empresarial.

(M&T)–. Ya no basta con controlar emisiones o reducir residuos: medir, reducir y reportar la huella hídrica se perfila como una prioridad estratégica para las empresas que buscan operar de manera ética y resiliente.
La huella hídrica mide el volumen total de agua dulce utilizado, directa e indirectamente, en la cadena de valor de una empresa. Esto incluye desde el agua utilizada en procesos productivos hasta la incorporada en materias primas o en el uso del producto final.
Según datos del Water Footprint Network, la industria representa más del 19% del uso global de agua dulce, y muchos sectores (como el agroindustrial, el textil y el energético) tienen un impacto significativamente mayor.
Empresas como Nestlé, Unilever y Bimbo han implementado auditorías internas y objetivos públicos de reducción de huella hídrica. En América Latina, Florida Ice & Farm (Costa Rica) ha sido reconocida por sus iniciativas para reducir el consumo de agua por litro producido y reutilizar aguas tratadas en procesos industriales. Este tipo de esfuerzos, además de contribuir al medio ambiente, permiten reducir costos operativos y anticiparse a regulaciones cada vez más estrictas.
La gestión de la huella hídrica también es un factor de riesgo reputacional. En regiones donde hay estrés hídrico, operar sin transparencia o sin planes de compensación puede generar conflictos sociales, pérdida de confianza y bloqueos regulatorios. Por eso, integrar esta métrica en los reportes ESG se ha vuelto cada vez más común entre compañías con visión a largo plazo.
Herramientas como la ISO 14046, metodologías del WFN y plataformas digitales permiten hoy calcular de forma precisa el impacto hídrico por unidad de producto. Además, existen iniciativas que promueven el balance hídrico positivo, como restaurar cuencas, recolectar aguas lluvias o invertir en acceso comunitario al agua.
El agua ya no es un recurso garantizado. Para las empresas que buscan operar con sostenibilidad real y no solo con discurso, entender su huella hídrica es tan importante como conocer sus finanzas.