Centroamérica refuerza su compromiso con la sostenibilidad marítima
- Walter Rivera

- 11 jul
- 2 Min. de lectura
Gobiernos y organismos internacionales están aumentando la inversión en sostenibilidad marítima en Centroamérica, apostando por proteger los ecosistemas costeros, mejorar la pesca responsable y potenciar la economía azul como motor de desarrollo.

(M&T)–. Con más de 3,000 kilómetros de costa en el Caribe y el Pacífico, Centroamérica enfrenta una creciente presión por preservar sus recursos marinos ante el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación. Frente a este desafío, los países de la región están fortaleciendo sus estrategias de sostenibilidad marítima con apoyo de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la FAO y el Fondo Verde para el Clima.
En 2024, el BID anunció una inversión de más de 120 millones de dólares en programas de economía azul en países como Honduras, Costa Rica y Panamá, enfocados en restauración de manglares, conservación de arrecifes y creación de áreas marinas protegidas. Estos proyectos buscan no solo mitigar el impacto ambiental, sino generar empleos sostenibles en comunidades costeras y reforzar la seguridad alimentaria mediante prácticas pesqueras responsables.
Costa Rica se ha posicionado como líder regional, con iniciativas como el Plan Nacional de Acción de Economía Azul, que impulsa la inversión privada y pública en tecnologías limpias para el transporte marítimo, turismo sostenible y vigilancia oceánica. Según el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (INCOPESCA), “una gestión responsable del océano es clave para asegurar el bienestar económico y ecológico del país”.
Panamá, por su parte, avanza en el diseño de corredores marítimos verdes y políticas portuarias más sostenibles, alineadas con los objetivos de la Organización Marítima Internacional (OMI) para reducir las emisiones de carbono en el transporte marítimo. La Autoridad Marítima de Panamá anunció recientemente que iniciará pilotos con buques propulsados por combustibles alternativos, en colaboración con armadores europeos.
En el Golfo de Fonseca, compartido por El Salvador, Honduras y Nicaragua, se están consolidando proyectos binacionales para la restauración de zonas de pesca artesanal y control de residuos plásticos. La FAO destacó este enfoque colaborativo como “una muestra de que la sostenibilidad marina requiere alianzas territoriales más allá de las fronteras”.
A pesar de los avances, persisten desafíos importantes: la falta de infraestructura para monitoreo ambiental, la debilidad en el cumplimiento de normativas y el financiamiento insuficiente para escalar buenas prácticas. Sin embargo, el creciente flujo de inversión y cooperación internacional refleja un cambio estructural en la manera en que la región valora y gestiona su patrimonio marítimo.









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