América Latina cierra 2025 con señales mixtas y un 2026 lleno de desafíos
- Walter Rivera
- hace 7 minutos
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La competitividad regional depende cada vez más de la capacidad de anticiparse a los ciclos económicos y comprender cómo las tensiones globales redefinen los mercados. En este cierre de 2025, América Latina enfrenta un escenario mixto, con presiones externas, recuperación desigual y señales que marcarán la entrada hacia un 2026 lleno de retos, pero también de oportunidades.

(M&T)-. De acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento económico de la región cerrará 2025 ligeramente por debajo del promedio mundial, impulsado por una desaceleración en el comercio internacional y condiciones financieras aún restrictivas. Sin embargo, el organismo proyecta que varios países podrían comenzar 2026 con mayor estabilidad inflacionaria y un entorno más favorable para inversiones de largo plazo, gracias a políticas fiscales más prudentes y ajustes monetarios en curso.
Uno de los elementos más determinantes es la normalización gradual de la inflación, que según datos recientes del Fondo Monetario Internacional, muestra una tendencia descendente en la mayoría de economías latinoamericanas. Esta estabilización permitirá que algunos bancos centrales evalúen reducciones prudentes en las tasas de interés durante el primer semestre de 2026, lo cual podría estimular el crédito, la inversión y la recuperación del consumo interno.
En el ámbito global, el comercio continúa afectado por las tensiones geopolíticas y la reconfiguración de cadenas de valor. La CEPAL señala que el intercambio comercial mundial se mantiene por debajo de los niveles pre-pandemia, principalmente por nuevas barreras arancelarias entre grandes economías.
Para América Latina, esto representa tanto un desafío como una oportunidad para diversificar mercados y aprovechar esquemas como el nearshoring y el friendshoring, que continuarán definiendo 2026.
A nivel interno, los sectores con mejor dinamismo al cierre de 2025 incluyen energía limpia, servicios basados en conocimiento, logística y manufactura de alto valor, todos vinculados a tendencias globales de inversión sostenible y transformación tecnológica. El reto para 2026 será consolidar estos segmentos, acelerar la digitalización productiva y fortalecer la capacidad de competir en mercados más sofisticados y exigentes.
Mirando hacia el próximo año, los analistas coinciden en que las empresas latinoamericanas deberán enfocarse en productividad, innovación y resiliencia, tres ejes fundamentales para navegar un contexto internacional volátil. La región inicia 2026 con señales mixtas, pero con espacio para impulsar un crecimiento más sólido si se logran articular políticas claras y un entorno empresarial más orientado a tecnología, talento y apertura comercial.





