Reusar, rediseñar y regenerar como el nuevo modelo de producción
- M&T

- 20 ago
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La sostenibilidad empresarial ha dejado de ser una estrategia opcional para convertirse en un modelo necesario.

(M&T)–. En este contexto, cada vez más empresas en Centroamérica están apostando por un enfoque que va más allá del reciclaje tradicional: la economía circular, un sistema que busca reducir el desperdicio, mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible y regenerar los sistemas naturales.
La economía circular no solo es ambientalmente responsable, sino también rentable. Según el informe “Circular Economy Action Agenda” de la Fundación Ellen MacArthur en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la transición a modelos circulares puede generar beneficios económicos de hasta US$4.5 billones a nivel global para 2030, y crear millones de empleos sostenibles.
En Centroamérica, empresas como Grupo Almo (Guatemala) y Florida Ice & Farm (Costa Rica) han implementado sistemas de recolección y reutilización de envases, rediseño de empaques biodegradables, y reinversión en procesos que alargan el ciclo de vida de sus productos. Estas prácticas no solo les han permitido reducir costos de producción, sino también mejorar su reputación y fortalecer su vínculo con consumidores más conscientes.
Otros sectores como el textil, la construcción y la agroindustria también están explorando el potencial de esta lógica. Algunas pymes están creando modelos de upcycling, mientras cooperativas y alianzas multisectoriales promueven circuitos cerrados de producción y consumo local. Esta visión no parte únicamente del reciclaje, sino de un rediseño completo de cómo se produce, se usa y se desecha.
Los beneficios van más allá del impacto ambiental. Al cerrar ciclos y reducir la dependencia de materias primas vírgenes, las empresas pueden protegerse de la volatilidad de precios, cumplir con regulaciones más estrictas y acceder a nuevos mercados que exigen prácticas sostenibles.
Sin embargo, el camino hacia una economía circular requiere inversión, innovación y, sobre todo, colaboración entre sector privado, gobiernos y ciudadanía. La educación del consumidor y el diseño inteligente de productos serán claves para escalar este modelo en toda la región.
La transición ya no es una posibilidad futura: es una decisión estratégica que muchas empresas ya están tomando hoy. En Centroamérica, quienes lideren este cambio no solo marcarán la pauta en sostenibilidad, sino también en competitividad.









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