¿Por qué tu estilo de vida es clave para la salud cardiovascular?
- M&T
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Prestar atención al corazón no es solo un acto médico, también es una elección diaria que puede marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad.
(M&T)-. En el marco del Día Mundial del Corazón, la reflexión gira en torno a un dato clave: 8 de cada 10 eventos cardiovasculares prematuros pueden evitarse con cambios sencillos en el estilo de vida.
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo, con 17,9 millones de fallecimientos anuales, lo que representa aproximadamente el 32% de todas las muertes globales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque estas cifras resultan alarmantes, los especialistas coinciden en que gran parte de los riesgos son modificables con hábitos saludables y disciplina cotidiana.
La American Heart Association (AHA) indica que hasta un 80% de los problemas cardiovasculares prematuros pueden prevenirse si se aplican rutinas como una alimentación equilibrada, actividad física regular, un descanso adecuado y la eliminación del tabaco. Estos aspectos, más allá de la genética, influyen de manera directa en la vitalidad del corazón.
Uno de los factores esenciales es la actividad física frecuente, ya que 150 minutos semanales de ejercicio moderado pueden reducir hasta en 30% el riesgo cardiovascular, además de mejorar la presión arterial y controlar la diabetes. A ello se suma la importancia del descanso: dormir entre 7 y 9 horas por noche no solo favorece el metabolismo, sino que disminuye el riesgo de enfermedad coronaria hasta en un 48%, según el European Heart Journal.
El manejo del estrés también ocupa un papel relevante. Investigaciones publicadas en The Lancet confirman la relación directa entre altos niveles de tensión psicológica y mayor incidencia de infartos y accidentes cerebrovasculares. Estrategias de relajación y pausas activas pueden convertirse en aliados protectores.
Otros puntos críticos para mantener un corazón saludable son evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol, pues ambos factores deterioran los vasos sanguíneos y elevan los triglicéridos y la presión arterial. Además, controlar el peso corporal, especialmente la grasa abdominal, resulta determinante: más de 94 cm en hombres y 80 cm en mujeres ya se asocian con un nivel de riesgo elevado, de acuerdo con la revista Circulation.
En materia de nutrición, diversos estudios refuerzan el papel de ciertos alimentos en la salud cardiovascular. El consumo de grasas saludables provenientes de pescados como salmón o sardina, junto con nueces y aceite de oliva extra virgen, reduce la inflamación, mejora la función vascular y disminuye la probabilidad de arritmias o aterosclerosis, según publicaciones en The Lancet y el New England Journal of Medicine.
La fibra soluble presente en la avena, gracias a los betaglucanos, contribuye a reducir el colesterol LDL, un factor de riesgo importante, como evidenció el European Journal of Clinical Nutrition. Asimismo, los frutos rojos como arándanos y moras, ricos en antocianinas, han demostrado reducir la presión arterial y el riesgo de infartos, especialmente en mujeres, según la revista Circulation.
En definitiva, la prevención está al alcance de la rutina diaria: moverse más, comer mejor, descansar lo necesario y cuidar el equilibrio emocional son decisiones que protegen al corazón y fortalecen la calidad de vida.