¿Está listo tu negocio para pasar del storytelling al storydoing?
- Walter Rivera

- hace 2 horas
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Durante años, las marcas se enfocaron en construir historias memorables para conectar con sus audiencias. Pero el consumidor actual (más informado, más crítico y más exigente) no se conforma con un buen relato.

(M&T)-. Hoy, las empresas que generan mayor impacto no son las que mejor cuentan una historia, sino las que la viven, la ejecutan y la convierten en experiencia. Así surge el storydoing, una evolución natural del storytelling donde la acción reemplaza a la narrativa vacía.
Según un estudio global de Edelman, el 71% de los consumidores espera que las marcas demuestren con hechos su compromiso social, ambiental o cultural antes de hablar de ello. Esto ha impulsado un cambio en la estrategia de comunicación corporativa: ya no basta con lanzar campañas emocionales, ahora se exige coherencia entre mensaje, valores y acciones reales. Las compañías que prometen impacto deben respaldarlo con iniciativas medibles y transparentes.
En la práctica, el storydoing se manifiesta en tres frentes: innovación de producto, experiencias inmersivas y acciones con propósito. Marcas de sectores como tecnología, retail y alimentos están creando proyectos que permiten al consumidor vivir el valor de la marca (no solo escucharlo). Desde campañas ambientales con impacto directo en comunidades, hasta experiencias interactivas que permiten al usuario ser protagonista, la clave está en convertir la narrativa en una realidad tangible.
América Latina no se queda atrás. Empresas de consumo masivo, fintechs, startups y comercios minoristas están reinventando la manera de construir confianza. En mercados cada vez más saturados, el storydoing se vuelve una ventaja competitiva: permite diferenciarse no por la promesa, sino por la evidencia. Es una fórmula especialmente efectiva entre audiencias jóvenes, que valoran la autenticidad por encima de la publicidad tradicional.
Pero el storydoing también implica riesgos. Una marca que promete más de lo que puede ejecutar cae rápidamente en purpose washing o greenwashing, afectando su reputación y credibilidad. Por eso, la tendencia demanda planeación estratégica, inversión real y una cultura interna alineada con los mismos valores que se proyectan hacia afuera. No se trata solo de hacer “activaciones bonitas”, sino de construir valor a largo plazo.
El paso del storytelling al storydoing marca una transformación profunda en el marketing moderno: las historias ya no se cuentan, se construyen. Las marcas que actúan, que involucran a sus audiencias y que convierten sus valores en hechos concretos, serán las que logren conectar, fidelizar y liderar en un mercado donde la confianza es el activo más valioso.









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