Empresas que cuentan historias con hechos, no palabras
- Walter Rivera

- 30 jul
- 2 Min. de lectura
En El paso del storytelling al storydoing marca un cambio de paradigma en el marketing: ya no basta con contar una buena historia, hay que vivirla y demostrarla.

(M&T)-. El storydoing se posiciona como la evolución natural del storytelling, especialmente en un mercado saturado de discursos aspiracionales que muchas veces carecen de respaldo real. Este enfoque propone que la marca demuestre su propósito a través de experiencias, iniciativas tangibles y resultados medibles. En América Latina, este modelo está siendo adoptado por empresas que buscan construir confianza desde la coherencia y la acción.
Marcas como Natura, Alpina y Cervecería Hondureña han liderado campañas donde la historia no solo se narra, sino que se ejecuta. Un ejemplo es el programa “Crece con Alpina” en Colombia, que impulsa el desarrollo de pequeños productores rurales como parte de su cadena de suministro. “Nuestra narrativa de sostenibilidad se vive en el campo, no solo en redes sociales”, señaló en entrevista María del Pilar Arango, gerente de sostenibilidad de la compañía.
La clave del storydoing es la experiencia directa. Según el informe Brand Experience Index 2024 de PwC, el 67 % de los consumidores en América Latina confían más en una marca que demuestra sus valores a través de acciones que en una que simplemente lo comunica. Esto obliga a las empresas a diseñar iniciativas donde sus audiencias vivan en carne propia la promesa de marca: desde tiendas físicas con impacto social hasta programas de voluntariado corporativo que involucran a clientes.
El storydoing también ha sido motor de transformación interna. En México, la cadena de supermercados Chedraui implementó una campaña de inclusión laboral que, además de comunicación externa, incluyó acciones formativas y contrataciones reales de personas con discapacidad. La acción generó alto impacto mediático, pero sobre todo fortaleció la cultura organizacional y el compromiso de sus equipos.
En Centroamérica, el fenómeno gana fuerza entre startups y PYMES que apuestan por construir reputación desde el hacer, no desde el decir. Iniciativas como las de Café las Veraneras (El Salvador) o Karün (marca de gafas chilena que opera en la región con materiales reciclados) han generado fidelización auténtica entre sus consumidores. Como explica Carla López, consultora de branding ético: “El consumidor ya no quiere que le cuenten lo bueno que es un producto. Quiere ver a quién ayuda, qué problema resuelve, o qué impacto deja”.
El reto para las marcas es mantener la coherencia en el tiempo. En la era de la transparencia radical, las acciones deben ser verificables, repetibles y alineadas con el propósito declarado. De lo contrario, se corre el riesgo de caer en el temido greenwashing o purpose-washing, donde el marketing termina traicionando la confianza que tanto costó construir.









Comentarios