El Salvador busca equilibrar productividad y justicia en su legislación laboral
- Walter Rivera
- hace 1 hora
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ĀæPuede una legislación laboral equilibrar productividad, equidad y modernización al mismo tiempo? Esa es la pregunta que hoy enfrenta El Salvador, que busca redefinir su marco legal frente a los modelos de Honduras y Guatemala, dos economĆas con estructuras normativas distintas pero desafĆos similares.

(M&T)-. Aunque el paĆs sobresale por la claridad y precisión de sus leyes laborales, mantiene una estructura rĆgida en materia de vacaciones, despidos y constitución sindical, lo que limita su capacidad de adaptación a las nuevas dinĆ”micas del empleo formal y digital. Expertos seƱalan que actualizar la legislación serĆa un paso clave para fortalecer la productividad sin sacrificar la justicia socialĀ ni la competitividad regional.
En la región del TriĆ”ngulo Norte Centroamericano, los Códigos de TrabajoĀ comparten una base comĆŗn, pero difieren en aspectos crĆticos. En El Salvador, la jornada diurna es de 8 horas o 44 semanales, mientras que la nocturna reduce a 7 horas o 39 semanales, con un recargo del 25% por nocturnidad. Honduras replica el modelo salvadoreƱo e incluye una jornada mixta de 7 horas diarias, y Guatemala establece lĆmites de 44, 42 y 36 horas, segĆŗn el turno. Esta armonización parcial contrasta con los desafĆos de fiscalización y flexibilidad que cada paĆs enfrenta.
Uno de los aspectos mĆ”s debatidos es el rĆ©gimen de vacaciones. En El Salvador, el trabajador recibe 15 dĆas calendarioĀ tras un aƱo de servicio, con un 30% adicional de remuneración, pero el descanso real es menor al no ser dĆas hĆ”biles. Honduras, en cambio, ofrece un sistema progresivo que llega a 20 dĆas hĆ”biles a partir del cuarto aƱo, mientras Guatemala mantiene 15 dĆas hĆ”biles. Este punto refleja cómo el paĆs salvadoreƱo debe repensar su normativa para incentivar el bienestar sin comprometer la eficiencia productiva.
Otro componente esencial es el aguinaldo, un beneficio arraigado en la cultura laboral centroamericana. En El Salvador, se calcula entre 15 y 21 dĆas de salario, segĆŗn la antigüedad, lo que garantiza proporcionalidad y equidad. Honduras lo equipara a un mes de salario promedio, y Guatemala permite su pago en dos partesĀ segĆŗn los ingresos ordinarios. Aunque el modelo hondureƱo resulta mĆ”s beneficioso para el empleado, tambiĆ©n puede generar presión sobre las micro y pequeƱas empresas, un sector vital para el tejido económico regional.
El punto mĆ”s sensible sigue siendo el despido sin causa justificada. La ley salvadoreƱa otorga 30 dĆas de salario bĆ”sico por aƱo trabajado, con un tope mĆ”ximo de US$1,612.80, cifra que afecta a quienes perciben ingresos mĆ”s altos. En contraste, Honduras y GuatemalaĀ aplican una indemnización de un mes completo por aƱoĀ sin lĆmite de salario, ofreciendo una reparación mĆ”s equitativa. Este contraste refleja el dilema entre previsibilidad empresarial y protección laboral efectiva.
En el terreno de la libertad sindical, las diferencias tambiĆ©n son evidentes. El Salvador exige un mĆnimo de 35 trabajadoresĀ para formar un sindicato, frente a 30 en HondurasĀ y 20 en Guatemala, lo que representa una barrera para la organización de empleadosĀ en empresas medianas. Asimismo, la protección del fuero sindical en El Salvador y Guatemala se extiende hasta un aƱo despuĆ©s de cesar en el cargo, mientras que en Honduras dura seis meses.
La conclusión es clara: los tres paĆses comparten principios de justicia laboral, pero su grado de modernización y flexibilidadĀ es desigual. En un entorno donde el trabajo remoto, las plataformas digitales y las nuevas modalidades de contratación ganan terreno, El Salvador necesita un marco que equilibre la protección del trabajador y la competitividad del empleador.
Con esa visión, BDS AsesoresĀ organiza el Seminario āRelaciones Laborales Inteligentes: Buenas PrĆ”cticas para El Salvador, Honduras y Guatemalaā, que se celebrarĆ” el 7 de noviembre en el Hotel Holiday Inn de San Salvador. ParticiparĆ”n los expertos Jaime SolĆs (El Salvador), Heidy Chinchilla (Guatemala)Ā y Ćngel Herrera (Honduras), quienes analizarĆ”n las tendencias, desafĆos y herramientas legalesĀ para fortalecer los modelos laborales regionales.
Modernizar el trabajo no significa perder derechos, sino construir un sistema que premie la responsabilidad, la productividad y la equidad. Solo asà El Salvador podrÔ consolidarse como un referente regional donde el trabajo digno sea una prÔctica diaria y no una promesa pendiente.