¿Por qué el microturismo está conquistando a los viajeros más exigentes?
- Walter Rivera
- 29 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 30 jul
En un contexto donde el tiempo libre es limitado pero el deseo de desconexión persiste, el microturismo de lujo se impone como una alternativa atractiva para viajeros exigentes. Escapadas de dos o tres noches, diseñadas con precisión y enfocadas en experiencias únicas, están capturando el interés de ejecutivos, emprendedores y creativos urbanos en América Latina.

(M&T)-. El microturismo de lujo se posiciona como una tendencia en auge, impulsada por la demanda de experiencias más breves pero profundamente memorables. A diferencia del turismo tradicional de larga estancia, este modelo propone viajes cortos a destinos cercanos, con propuestas personalizadas que van desde cenas de autor hasta spas de alta gama y hospedajes con diseño exclusivo. Según el informe “Luxury Travel Trends 2025” de Virtuoso, las escapadas de fin de semana crecieron un 35 % entre viajeros latinoamericanos de alto poder adquisitivo, con especial énfasis en destinos que ofrecen bienestar, gastronomía y privacidad.
Los hoteles boutique son los grandes aliados de esta modalidad. Establecimientos con menos de 50 habitaciones, atención personalizada y propuestas sensoriales (como rituales de té, baños de bosque o terapias con cacao local) están redefiniendo el concepto de lujo. En Centroamérica, cadenas como Nayara (Costa Rica), Casa del Árbol (El Salvador) o Itz’ana (Belice) están apostando por el microturismo como una fuente constante de ingresos fuera de temporada alta.
El concepto también responde a un cambio en la psicología del consumidor. De acuerdo con Euromonitor, el turista postpandemia prioriza el bienestar emocional, la autenticidad y la flexibilidad. Esto ha llevado a un boom de experiencias “curadas”, donde se puede reservar desde una noche en un viñedo hasta una clase privada de cocina con un chef premiado, todo integrado en un paquete exprés de 48 horas.
Además, el microturismo de lujo favorece economías locales, especialmente en pueblos y zonas rurales cercanas a capitales o centros financieros. “El turismo de fin de semana se ha convertido en un motor para negocios pequeños, desde guías privados hasta productores artesanales”, explicó Cecilia Gómez, consultora de desarrollo turístico en Guatemala.
Para las marcas del sector hospitalario, el reto está en adaptarse a esta nueva dinámica sin sacrificar calidad ni sostenibilidad. La duración más corta exige una ejecución impecable: cada momento debe contar, cada detalle debe sorprender. El viajero de microturismo no busca solo descansar, busca reconectarse con su bienestar personal en un entorno estéticamente placentero y emocionalmente significativo.
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