¿Debería ser obligatorio el servicio militar? Un análisis entre economía y sociedad

La idea del servicio militar obligatorio ha sido un tema recurrente en debates políticos y sociales alrededor del mundo. Para algunos, representa un deber cívico que fortalece la defensa nacional y la cohesión social; para otros, un gasto improductivo que limita la libertad individual y puede entorpecer el desarrollo económico. ¿Qué dice la evidencia y qué podemos aprender de países que mantienen esta práctica?

(M&T)-. Desde la perspectiva de la defensa, el servicio obligatorio garantiza una reserva constante de personal entrenado, reduciendo la dependencia de fuerzas mercenarias o costosas contrataciones. Por ejemplo, países como Israel y Corea del Sur mantienen el servicio militar obligatorio debido a su situación geopolítica. Israel moviliza alrededor de 160,000 personas anualmente y asigna aproximadamente un 5.3% de su PIB a defensa (Banco Mundial, 2023). Este modelo ha contribuido a mantener una fuerza preparada, además de generar habilidades técnicas y disciplina en sus jóvenes.

En términos sociales, el servicio militar obligatorio puede promover la igualdad, al integrar jóvenes de distintos orígenes en una experiencia común que fomenta el sentido de pertenencia y ciudadanía. En Suiza, donde el servicio es obligatorio para hombres y voluntario para mujeres, la tasa de empleo de exmilitares es alta y contribuye a una baja tasa de desempleo juvenil, según la Oficina Federal de Estadística Suiza (2024).

Impactos económicos: ¿beneficio o lastre?

La discusión económica es compleja. Por un lado, el servicio militar puede actuar como una especie de "escuela técnica" que capacita jóvenes en habilidades útiles para el mercado laboral, reduciendo la tasa de desempleo juvenil y mejorando la productividad futura. Por otro lado, el tiempo dedicado al servicio puede representar años perdidos de contribución directa al Producto Interno Bruto (PIB).

Un estudio de la OCDE (2022) revela que países con servicio militar obligatorio tienden a mostrar un crecimiento económico ligeramente inferior al promedio, en parte debido a la interrupción en la educación y experiencia laboral. En Francia, que eliminó el servicio obligatorio en 2001, se observó un incremento en la participación laboral juvenil en la siguiente década, vinculado a una mayor continuidad educativa y laboral.

Además, los costos directos del mantenimiento del servicio militar obligatorio pueden ser elevados. Según SIPRI (2023), países con grandes contingentes de servicio obligatorio enfrentan gastos anuales de defensa que representan hasta un 4% del PIB, mientras que países con fuerzas profesionales rondan un 2.5%.

Algunos ejemplos:

• Israel: Servicio obligatorio, alta inversión militar y alta preparación nacional. Beneficios en cohesión social y defensa, pero con costos elevados y cierta controversia social.

• Corea del Sur: Servicio obligatorio hasta 18 meses; clave para la seguridad nacional frente a Corea del Norte. Economía robusta, pero algunos sectores advierten sobre la pérdida de productividad temporal.

• Francia: Eliminó el servicio obligatorio para profesionalizar sus fuerzas armadas, buscando mayor eficiencia económica y flexibilidad.

• Suiza: Servicio obligatorio combinado con un sistema de milicias que permite mantener fuerzas entrenadas con bajo gasto y alta integración social.

El servicio militar obligatorio no es una fórmula mágica ni un lastre absoluto. Su impacto depende del contexto geopolítico, social y económico de cada país. Mientras puede fortalecer la defensa y cohesión social, también puede generar costos económicos importantes y frenar la participación inmediata en la economía.

Para países con amenazas inmediatas y un sentido fuerte de identidad nacional, el servicio obligatorio puede ser una herramienta valiosa. Para otros, la profesionalización y la especialización de las fuerzas armadas parecen ofrecer mayor flexibilidad y eficiencia.

En definitiva, la decisión debe basarse en un análisis profundo de costos y beneficios, considerando tanto la seguridad como el desarrollo económico y social.

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