China extiende su influencia monetaria en América Latina
- Walter Rivera
- hace 1 hora
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Mientras las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China continúan redefiniendo el mapa económico global, una transformación más silenciosa avanza en el sistema financiero internacional: la expansión del yuan como moneda de referencia en los mercados emergentes. En América Latina, este fenómeno comienza a tomar fuerza, impulsado por la creciente presencia comercial, tecnológica y crediticia del gigante asiático en la región.

(M&T)-. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la participación del yuan en las reservas internacionales globales se ha multiplicado por cinco en la última década, superando ya el 2.5%. En paralelo, el número de acuerdos bilaterales entre bancos centrales latinoamericanos y el Banco Popular de China ha aumentado significativamente. Países como Brasil, Argentina y Chile han firmado convenios de intercambio de divisas o “swap lines” que permiten comerciar directamente en yuanes, reduciendo la dependencia del dólar estadounidense.
El avance de esta tendencia tiene un fuerte componente estratégico. China es hoy el principal socio comercial de más de la mitad de los países de América Latina, con un intercambio superior a los US$480 mil millones anuales, según datos de la CEPAL. A medida que las exportaciones de materias primas, energía y alimentos hacia el mercado chino crecen, el uso del yuan ofrece una alternativa para mitigar riesgos cambiarios y reducir costos de transacción.
Sin embargo, esta expansión también presenta desafíos. Analistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierten que la creciente influencia del yuan podría reconfigurar las relaciones financieras tradicionales, generando mayor exposición a la política monetaria de Pekín. Para economías con alta dependencia de deuda externa o con sistemas financieros dolarizados —como Centroamérica o el Caribe—, la diversificación monetaria sin coordinación regional podría incrementar la volatilidad.
Más allá del riesgo financiero, el yuan también se proyecta como una herramienta de diplomacia económica. A través de créditos, inversión en infraestructura y proyectos bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China fortalece su papel como financiador alternativo en sectores estratégicos como energía, transporte y telecomunicaciones. En este contexto, el yuan no solo circula como moneda, sino como símbolo de una nueva arquitectura económica multipolar.
El reto para América Latina será encontrar equilibrio entre oportunidad y dependencia. Adoptar el yuan puede fortalecer la autonomía comercial y mejorar la liquidez, pero también demanda instituciones financieras robustas, regulación transparente y coordinación con los aliados tradicionales. La región se encuentra ante una encrucijada: aprovechar la diversificación monetaria sin comprometer su estabilidad. En una economía global cada vez más fragmentada, el yuan deja de ser un actor silencioso para convertirse en una fuerza con peso geopolítico real.
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