En algunos países en desarrollo, la perspectiva económica muestra signos alentadores. La inflación global retrocede y las tasas de interés a nivel mundial parecen haber alcanzado su punto máximo, lo que impulsa a estas naciones a buscar la emisión de bonos para refinanciar su deuda antes de que desaparezcan las oportunidades.
(M&T)-. En enero, México, Indonesia y otras economías en desarrollo lograron recaudar exitosamente más de US$ 50,000 millones de inversores en bonos.
A pesar de estos avances, 28 economías en desarrollo, particularmente aquellas con calificaciones crediticias más débiles, se encuentran atrapadas en una trampa de deuda sin perspectivas inmediatas de escape. Con una relación deuda-PIB promedio cercana al 75% a fines de 2023, 20 puntos porcentuales más alta que la de economías en desarrollo típicas, representan una cuarta parte de todas las economías en desarrollo con calificaciones crediticias y el 16% de la población mundial. Aunque su contribución al producto mundial es solo del 5%, la crisis de deuda que enfrentan podría intensificarse.
En los últimos dos años, las tasas de interés reales de Estados Unidos, un indicador del costo real del endeudamiento a nivel mundial, han experimentado el aumento más rápido en cuatro décadas. Históricamente, el endurecimiento rápido de la política monetaria estadounidense ha creado desafíos financieros para muchas economías en desarrollo, especialmente en la década de 1980.
Aunque las economías en desarrollo con buenas calificaciones crediticias han evitado este destino esta vez, aquellas con calificaciones débiles enfrentan un aumento significativo en el costo de su endeudamiento. Actualmente, se enfrentan a tasas de interés aproximadamente 20 puntos porcentuales por encima de la tasa de referencia mundial y más de nueve veces la de otras economías en desarrollo. En resumen, estas economías han estado excluidas de los mercados mundiales de capital durante más de dos años, con una emisión de bonos internacional prácticamente nula durante este tiempo, lo que no se veía desde la crisis financiera mundial. Como resultado, 11 de estas economías han incumplido desde 2020, acercándose al total de las dos décadas anteriores.
Estas economías requieren asistencia externa inmediata, ya sea en forma de alivio de la deuda o mediante una mejora general del marco global para la reestructuración de la deuda, que hasta ahora ha brindado poco alivio a los países más necesitados. Sin embargo, también hay medidas que estas naciones pueden tomar para ayudarse a sí mismas. Un paso inicial crucial sería crear el espacio fiscal necesario para fomentar el crecimiento económico y la resiliencia.
A pesar de las crisis superpuestas en los últimos cinco años, la imprudencia fiscal ha sido a menudo la raíz de sus problemas de deuda. Antes de perder el acceso a los mercados de capital, los gobiernos de estas economías se endeudaron excesivamente, especialmente en monedas extranjeras, llegando a un equivalente a casi el 30% de su PIB en promedio. Esto las expuso a un círculo vicioso en el que las monedas locales se debilitaron, aumentando los costos de la deuda y elevando los rendimientos de los bonos denominados en dólares hasta 7 puntos porcentuales por encima de las tasas de crecimiento de sus economías.
Crear espacio fiscal significa ampliar las bases de ingresos gubernamentales y priorizar el gasto público. Por ejemplo, se pueden desechar subsidios distorsionadores y despilfarradores. En el aspecto monetario, estas economías pueden ayudarse a si mismas implementando sistemas de tipo de cambio creíbles y fomentando la independencia de los bancos centrales. Estas reformas deberán complementarse con mejoras en la calidad de las instituciones nacionales, de modo que se pueda establecer un entorno más favorable a la inversión. Estas intervenciones políticas no serán fáciles de implementar. Pero son indispensables para restaurar la estabilidad económica, atraer inversiones muy necesarias y promover el crecimiento.
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