América Latina ante la nueva ola de acuerdos comerciales digitales
- Walter Rivera

- 21 oct
- 2 Min. de lectura
La economía global se encuentra en plena reconfiguración. La digitalización ha dejado de ser un complemento del comercio internacional para convertirse en su motor principal. En este contexto, los acuerdos comerciales digitales se posicionan como una herramienta clave para impulsar el intercambio transfronterizo, facilitar la innovación y garantizar reglas claras en la economía del dato.

(M&T)-. En los últimos años, países como Chile, Colombia, Costa Rica y México han mostrado interés en sumarse a este nuevo marco de cooperación económica. El Acuerdo de Asociación de Economía Digital (DEPA), impulsado inicialmente por Chile, Nueva Zelanda y Singapur, se ha convertido en un modelo de referencia para los países que buscan modernizar su comercio exterior a través de normas sobre protección de datos, inteligencia artificial, ciberseguridad y flujos digitales.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), más del 60% de las exportaciones de servicios en América Latina ya se realizan de manera digital o dependen de plataformas tecnológicas. Esto refleja una transformación profunda: las barreras tradicionales (como los aranceles o las distancias físicas) están siendo reemplazadas por desafíos regulatorios vinculados al intercambio de datos y la interoperabilidad tecnológica.
La región, sin embargo, enfrenta una brecha importante. Mientras países asiáticos y europeos avanzan en la creación de marcos comunes para el comercio digital, América Latina todavía carece de una integración normativa regional sólida. Expertos de la CEPAL advierten que la falta de coordinación en temas como protección de datos personales, firma electrónica o tributación digital podría limitar el potencial competitivo de la región frente a otras economías.
Por otro lado, esta transición abre oportunidades para las empresas locales. Los negocios basados en software, fintech y servicios digitales podrían beneficiarse de acuerdos que reduzcan la burocracia, simplifiquen la certificación de origen digital y fomenten la inversión extranjera en innovación tecnológica. A medida que las pymes adopten modelos de exportación digital, se abre la puerta a un comercio más ágil, inclusivo y resiliente.
En este escenario, el reto será combinar agilidad regulatoria y protección de derechos digitales. América Latina necesita avanzar hacia una agenda común que armonice las políticas de ciberseguridad, la confianza en los datos y la economía digital, sin dejar de lado los estándares internacionales. Los próximos años definirán si la región logra aprovechar esta nueva ola de acuerdos para insertarse con fuerza en la economía global del siglo XXI.









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