Lesividad del tipo de cambio en Costa Rica
- Editorial
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La relación del tipo de cambio como elemento macroeconómico radica en la contraposición de las variables de valor monetario de las unidades oficiales de dos distintas naciones, las cuales al ser comparadas entre si revelan interconexiones y ligámenes entre elementos propios de la política económica de cada país, contando con influencias directas, así como indirectas, resaltando puntos de afectación tales como la tasa de interés, la inflación, la utilización de reservas, y claro está, la política cambiaria propiamente.


Por: Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D
Asesor y analista financiero, abogado, profesor e investigador
(M&T)-. Al analizar estas variables en la economía costarricense, se resalta la observancia de un tipo de cambio que es sostenido a la baja, implicando así una apreciación de la moneda nacional, entiéndase el colón, con su correspondiente rebaja de la valorización colonizada del dólar, señalando un menor poder de cambio de esta monera en relación con la unidad oficial de circulación.
Este comportamiento señala ser sostenido por varios años, y no es ajeno, lamentablemente, a una interpretación en muchos casos política y no técnica, siendo que suele dejarse de lado su incidencia final en la economía general.
Al precisar un análisis del tipo de cambio y su afectación económica, es fundamental señalar que Costa Rica, al menos en sus objetivos estratégicos ha definido como ejes transversales la internacionalización del comercio, así cómo el posicionamiento global como un destino turístico, siendo dos sectores sustanciales y de gran valía en la actividad lucrativa comercial.
En esta vía, al contar con un tipo de cambio bajo, el comercio ligado a las exportaciones experimenta un desincentivo, pues el costo país se incrementa, esto derivado de una apreciación de la moneda nacional, señalando una ganancia menor en los valores exportables, tema que no solamente señala una lesividad directa al sector en cuestión, sino que incide directamente en una disminución del diferencial cambiario, generando una menor utilidad empresarial, que perturba de forma directa la recaudación por concepto del impuesto de renta a las ganancias de sociedades mercantiles.
En contra indicación, al contar con una tasa cambiaria baja, el sector beneficiado es observable en los importadores, quienes cuentan con un mayor poder de pago de sus bienes dado en dólares, y con valores de venta que permiten incrementar sus ganancias. Acá surge un error de apreciación que suele ser utilizado con tintes políticos, que señala que bajo esta lógica, los precios finales de los bienes importados son más bajos para el consumidor final, tema que pudiese ser cierto si la relación fuese directa en términos del traslado al margen de ganancia, no obstante, los importadores y con justa razón, no están en la obligación de reducir sus valores comercializados finales, implicando que la ganancia cambiaria generada es centralizada en la empresa y no en el mercado, implicando una afectación país en general.
En adición, es de relevancia señalar la implicación negativa de un tipo de cambio bajo en referencia al sector turismo, esto pues, al verse disminuida la conversión monetaria en demasía, el poder adquisitivo generado por cada dólar y en su transformación a colones es reducido de forma sustancial, implicando una menor capacidad de gasto del turista internacional en el país, fenómeno que repercute de igual forma en una percepción hacia una óptica de destino turístico de alta cuantía en precios, desincentivando así el principal motor de desarrollo estratégico de la nación. Su contra posición señala que el turismo nacional tiene más acceso a esta visitación, sin embargo, en términos pragmáticos esto no parece ser el caso, pues el país en general presenta niveles de precios más altos, y resulta más atractivo para el nacional la valoración de opciones extraterritoriales.
Un sector adicional de no menos relevancia en correlación con el tipo de cambio, consiste en las personas deudoras en dólares con ingresos percibidos en cólones, quienes en efecto experimentan un beneficio marcado, esto al verse disminuida su cuota respectiva de pago, no obstante, en términos de educación financiera, se está transmitiendo un mensaje erróneo a la población, indicando que es correcto adquirir deudas en una moneda distinta a la generadora de los flujos de ingresos propios, obviando los preceptos básicos de las finanzas personales y el riesgo cambiario. De igual forma, no debe dejarse de lado a quienes generan sus ingresos en dólares, quienes experimentan una disminución de su poder adquisitivo, esto frente a un incremento general de precios dado por la apreciación del colón en general, y el costo país.
En resumen, puede indicarse que tanto importadores como deudores en dólares atraviesan una época de ganancias y beneficios monetarios, sin embargo, los sectores estratégicos de mayor impacto y generación de la actividad laboral en el país se ven afectados, entiéndase el comercio exportador y el turismo.
Siendo así, no parece tener mucha procedencia técnica la política oficial de los órganos encargados, quienes parecen actuar únicamente cuando el tipo de cambio tiende a subir, más no así cuando esta variable presenta movimientos a la baja, lo cual desde un punto de vista general y estratégico de la nación resulta abiertamente lesivo.





