El nuevo valor del fracaso en las empresas
- M&T

- 21 ago
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Durante décadas, el fracaso fue percibido como un indicador de debilidad o falta de preparación. Hoy, esa visión está cambiando radicalmente.

(M&T)–. En entornos de cambio acelerado, las empresas que más avanzan no son las que evitan equivocarse, sino las que aprenden más rápido, ajustan en tiempo real y vuelven a intentar con mejores datos y mayor claridad.
Este enfoque da forma a una cultura de experimentación, donde el error no se castiga, sino que se documenta, se analiza y se transforma en aprendizaje organizacional. Compañías como Airbnb, Meta y 3M han convertido esta mentalidad en una parte central de su ADN, permitiendo que equipos propongan hipótesis, prueben ideas a baja escala y fracasen pronto para corregir a tiempo.
Según el informe McKinsey Innovation through Crisis (2023), las empresas que fomentan la experimentación estructurada tienen 2.4 veces más probabilidades de lanzar productos exitosos en menos tiempo. La clave no es tener todas las respuestas, sino crear entornos donde se pueda explorar sin miedo a represalias, iterar con agilidad y construir desde lo aprendido.
En América Latina, esta filosofía comienza a ganar fuerza, especialmente en startups, aceleradoras y sectores creativos. Cada vez más líderes entienden que un error bien gestionado enseña más que un éxito accidental. Además, en tiempos donde los cambios de mercado son constantes, los planes rígidos pierden valor frente a la capacidad de adaptación continua.
Implementar esta mentalidad requiere ajustes de fondo: procesos que permitan testeo, métricas que midan aprendizajes y no solo resultados finales, y líderes que reconozcan públicamente los intentos valiosos, aunque no hayan dado frutos inmediatos. También implica cambiar la narrativa: no se fracasa, se experimenta.
Empresas que valoran el aprendizaje por encima de la perfección desarrollan equipos más resilientes, innovadores y comprometidos. En estos espacios, el fracaso se convierte en señal de avance, no de retroceso. Y eso, en el contexto actual, puede marcar la diferencia entre sobrevivir o liderar.









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