(M&T)-. Estos datos se desprenden de la Dirección General de Migración y Extranjería y fueron analizados por el Instituto Costarricense de Turismo.
Por: Mario Vargas, Máster en Dirección de Empresas, Gerente General de Grupo EULEN Costa Rica.
Las cifras indican que la imagen internacional del país lo mantiene como uno de los sitios confiables para vacacionar, lo que a su vez ha contribuido a iniciar la recuperación económica de este nicho, tras ser uno de los más golpeados por la crisis sanitaria causada por el COVID-19, durante 2020 y 2021.
Sin embargo, la reputación del país se ha visto impactada por los recientes casos de delios sexuales contra varias turistas extranjeras, en la zona de Talamanca de Limón. Esta situación elevó la preocupación de las autoridades nacionales y las comprometió a mejorar e implementar protocolos que garanticen la seguridad de quienes visiten el lugar.
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo la seguridad turística es pieza clave en el desarrollo del sector y la define como “la protección de la vida, de la integridad física, psicológica y económica de los visitantes, prestadores de servicios y miembros de las comunidades receptoras”.
En el resguardo de lugares turísticos debe contemplarse un plan de seguridad integral que incluya propiedades, activos críticos y personas, pues cada uno requiere de acciones distintas, ya que para que un delito se materialice deben confluir tres aspectos: el delincuente dispuesto a cometer el delito, el blanco (comercio, personas, residencias, infraestructura y otros), y la oportunidad del momento y lugar.
La identificación, análisis y evaluación de riesgos que se realice dará paso a la toma de decisiones y a la elaboración de protocolos de contención que permitan mitigar acciones delictivas como las sucedidas días atrás en el Caribe de nuestro país. Por eso, el desarrollo de estrategias debe estar a cargo de un equipo capacitado, calificado y certificado; y el personal de seguridad tiene que estar entrenado para disuadir, persuadir, retardar, detectar y alertar la presencia de un delincuente o grupo de ellos, que puedan generar una alerta.
Una vez colocado el equipo in situ, deberá poseer capacidades para lograr una atención rápida y segura en el acceso de residentes y visitantes entre las que destacan la capacidad de resolver situaciones de complejidad, detección de actitudes sospechosas, atención de eventos criminales e incidencias y recorridos de seguridad, primeros auxilios básicos y atención de emergencias, y alta capacidad de relacionamiento con otras personas.
También es importante realizar campañas de información en las comunidades que viven del turismo para que residentes y visitantes conozcan los protocolos de seguridad y puedan trabajar en conjunto con las autoridades correspondientes.
La tecnología es otro aliado para ofrecer una mayor seguridad a los habitantes de estos lugares. Existen equipos de videovigilancia, control de acceso remoto (vídeo portero), rondas de marcas geolocalizadas, sistemas avanzados de alarmas, rondas virtuales de vigilancia (streaming), aplicaciones y softwares, sistemas de alarmas con circuito cerrado de televisión (CCTV) de alerta temprana, entre otros. Todas herramientas creadas para de velar por la seguridad de los activos y la integridad física de las personas que visitan y se hospedan en sitios turísticos
La articulación de acciones entre los diversos actores de las comunidades garantiza una convivencia sana, misma que será percibida por los visitantes, quienes analizan el tema de la seguridad ciudadana, entre otros factores, al elegir el sitio donde viajarán a disfrutar de sus vacaciones.
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