Pride: Cuando celebrar también genera crecimiento económico

El arcoíris que inunda las calles en junio no solo es símbolo de orgullo e inclusión, también es señal de dinamismo económico. 

(M&T)-. Cada año, el Mes del Orgullo LGBT+ moviliza millones de dólares en distintas ciudades del mundo, generando beneficios tangibles para sectores como el turismo, el comercio, el entretenimiento y la tecnología. Lejos de ser solo una conmemoración cultural, esta celebración se ha consolidado como una de las temporadas de mayor impacto financiero en múltiples regiones.

La comunidad LGBT+ representa hoy una de las fuerzas económicas globales más relevantes. Estimaciones recientes indican que, si se considerara como un país, su PIB global superaría los US$3.9 billones, ubicándose como la cuarta economía más grande del planeta, solo detrás de Estados Unidos, China y Japón.

Este potencial, conocido como el “poder rosa”, se manifiesta con fuerza durante junio, cuando miles de empresas adaptan sus estrategias de marketing, lanzan colecciones exclusivas o activan campañas con enfoque en diversidad.

La celebración no solo atrae atención simbólica. Las cifras son claras: en Madrid, por ejemplo, el Orgullo generó en 2023 una derrama económica superior a los €520 millones, mientras que en Ciudad de México, el impacto fue de alrededor de US$140 millones. São Paulo moviliza cerca de US$70 millones cada año, y durante el WorldPride en Toronto, se estimó un ingreso de CA$719 millones. Estas cifras reflejan un fenómeno que va más allá de lo social: el Orgullo es también una palanca de desarrollo económico urbano y regional.

Los sectores que más se benefician incluyen:

• Turismo y hospitalidad, con incrementos en ocupación hotelera, vuelos y servicios de transporte.

• Moda y retail, a través de líneas temáticas o colaboraciones exclusivas.

• Publicidad y medios, que experimentan un auge en campañas dirigidas a audiencias LGBT+.

• Tecnología y plataformas digitales, con eventos online, apps de citas y experiencias interactivas.

Más allá del consumo, las empresas han empezado a transformar su relación con la diversidad. Muchas han pasado de acciones simbólicas a compromisos concretos: políticas internas de inclusión, apoyo a ONGs, entrenamientos de diversidad y cultura organizacional más equitativa. En este contexto, el Orgullo se convierte no solo en una oportunidad comercial, sino en un indicador de coherencia, reputación y responsabilidad corporativa.

Invertir en inclusión ya no es solo una decisión ética, sino una estrategia rentable y sostenible. El Mes del Orgullo demuestra que la diversidad impulsa el crecimiento económico, promueve la innovación y refuerza los vínculos entre marcas, ciudadanos y comunidades. A medida que más gobiernos y empresas integran estos valores en sus políticas públicas y modelos de negocio, el impacto económico del Orgullo seguirá creciendo como reflejo de una sociedad más abierta y competitiva.