Por: Aldo Ariel Rios, Economista & Banquero, Consultor de Estrategia y Transformación
Muchas veces hemos escuchado del concepto de “resiliencia” y a pesar de ser tan mencionado en los últimos meses, la misma pareciera no termina de ser digerida a plenitud por la gran mayoría, este concepto siempre ha existido y sobre todo avocado a temas un tanto trágicos y su capacidad de superarlos, sin embargo, el mismo toma muchísima relevancia desde hace ya algunos años pero potenciado de la mano con los conceptos de innovación y transformación, como factores claves en la sostenibilidad en todo lo que hacemos, en el sector que sea, y como herramienta fundamental que nos permita afrontar cambios sin perjuicio de la mejora constante en búsqueda de mayor eficiencia.
Todos estos conceptos de innovación, transformación y resiliencia muchas veces los sentimos lejanos, pero que sin saberlo o al menos ser consientes, convivimos con ellos en el día a día, que han sido inclusive los que han permitido que muchas cosas que hoy disfrutamos sean parte de nuestros hábitos y una realidad, el negocio del “streaming”, la digitalización de los servicios financieros, los modelos de economías colaborativas y todo lo que implica el internet de las cosas entre muchas otras actividades, han nacido como resultado de una transformación que ha implicado el ser no solo creativos y disruptivos sino también resilientes a los cambios que el mundo nos impone.
Y la gran pregunta seria, ¿qué es lo que ha llevado a cambiar las cosas que hacemos?, definitivamente muchos pueden ser los factores, la digitalización, el potenciamiento del internet, la necesidad de mejora etc. en fin, las formas de pensar de las nuevas generaciones que sin duda tienen diferencias increíbles con los que ya tienen un poco mas de años, de ahí que escuchamos con gran frecuencia, es que el niño nace con un chip, o sencillamente hacemos memes de teléfonos análogos y hasta de reproductores de video que existieron hasta hace poco más de quince años, ahí entonces es cuando muchas veces reflexionamos que el mundo ha cambiado y sigue cambiando; esa constante transformación que aunque suena muy vago y sencillo, también se aplica a grandes revoluciones, por eso es que vivimos hoy día en la gran era de la revolución digital, donde todos esos cambios los asumimos de mejor forma con aquello que llamamos “resiliencia”.
Tomando como referencia estudios del “Center for Creative Leadership” y tratando de aportar a que este concepto sea entendido con sencillez, procedo entonces a resaltar de manera resumida los principales “ocho” pasos para convertirnos en entes más resilientes:
Aceptar los cambios, siempre buscar la forma de convertirnos más cómodos con los cambios.
Convertirnos en aprendices constantes, aprender nuevas habilidades, obtener nuevos conocimientos y sobre todo aplicarlos a medida que vamos conviviendo con los cambios.
Hacerse cargo de uno mismo, tomar responsabilidad de nosotros mismos, nuestras carreras y nuestro desarrollo, de manera constante y con ansias de incrementar conocimiento.
Encontrar tu sentido o propósito, siempre ayuda a evaluar los contratiempos en el marco de una perspectiva más amplia y con análisis de probabilidades.
Prestar atención a la identidad propia, forma tu identidad aparte de tu trabajo, valorando tus fortalezas y esencia, pero inmerso en el cambio.
Cultivar el relacionamiento, desarrollar y nutrir una amplia red de relaciones personales y profesionales que nos permita mantenernos actualizados y socialmente dinámicos.
Reflexión constante, la reflexión fomenta el aprendizaje con una nueva perspectiva y la autoconciencia.
Cambiar habilidades, replantee cómo ve sus habilidades, talentos e intereses y mantente siempre alerta para mejorar o adquirir nuevas habilidades que vayas a necesitar.
Estoy convencido que la puesta en práctica de la resiliencia en todo ámbito, profesional o personal permitirá que disminuyamos los niveles de stress, eliminemos eso de que “siempre se ha hecho así” y sobre todo que estemos siempre abiertos a hacer cosas diferentes, mejorando nuestras vidas y sin perder nuestra esencia.
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